En la Vivienda me encuentro conmigo apresto
conforme a las normas mientras hago esto.
Cuarenta años en mayo me dan escarmientos,
sapiencia y humor y vida yo apuesto.
Mas ahora ya toca mirarse por dentro,
ver qué por delante haré en cuál sueño.
Buscar el Amor, reír, perder peso,
beber de los cauces y comer de los huertos.
Un torrente que pasa, una brisa en mi fuero,
la llovizna que aguarda tras ese aguacero.
La luz se aproxima y veo luceros
en esa noche estelar que teje mi tiempo.
La calma es mi amiga; mi gente mi techo,
mi viga y mi vida; el resto materia, yo pienso.
Pero soy un humano y soy imperfecto,
tan solo un tipejo algo circunspecto.
Y con esto acabo ya estos versos,
cuarenta cumpliendo, y soñando despierto.