Hoy es un día fresquito. Son las 11:30
de la mañana de un 24 de octubre de 2022.
Me pongo a escribir presuroso. Como el
pajarillo que, vivaz, gulusmea cada rincón de su jaula, yo lo hago escudriñando
cada rincón de mis habilidades narrativas, pues quiero acaparar un tema muy
importante: la salud mental.
Si tiro de Wikipedia “es la observación del comportamiento de una
persona en su vida diaria, el principal modo de conocer el estado de su salud mental en aspectos como el manejo de sus
conflictos, temores y capacidades, sus competencias y responsabilidades, la manutención
de sus propias necesidades, la forma en que afronta sus propias tensiones, sus
relaciones interpersonales y la manera en que dirige una vida independiente, el
concepto es necesariamente subjetivo y culturalmente determinado”.
Es decir, lo que Wikipedia nos muestra
es que la salud mental es el cómo somos capaces de manejar, sí, el manejo de
nuestros conflictos, temores, capacidades, competencias y responsabilidades; la
manera en cómo nos abastecemos nuestras propias necesidades, la forma en que
afrontamos nuestras propias tensiones, nuestras relaciones entre nosotros y la
manera en que dirigimos nuestra vida independiente, dando todo esto pie a un
concepto, LA SALUD MENTAL, subjetivo e influenciado y determinado por las
culturas.
Actualmente resido en una vivienda supervisada.
No daré detalles por cuestión de privacidad.
A este respecto puedo concluir que en
una vivienda de este tipo uno siente su salud mental garantizada, mas también
siente ese síndrome de la cobaya que está siendo estudiada. Todo en la vida
tiene tiras y aflojas, y aquí, en este caso, mi enfoque subjetivo tal vez
difiera del de otras personas, tales como los profesionales de la salud mental,
que velan por nuestra integridad.
La salud mental, pues, en mis palabras,
reflejaría un estado de maduración óptimo para la vida inter-independiente, o
inter-dependiente, como se quiera decir, en la sociedad, manejando las capacidades,
resolviendo los problemas, autoabasteciéndose de las necesidades, que haría o
llegaría a hacer a una persona lo más autónoma posible.
En todo caso en los Centros de
Rehabilitación Psicosocial y Laboral (CRPSL), que se vinculan en la red de
salud mental de la región junto a las viviendas supervisadas, se otorga ayuda a
los usuarios para alcanzar sus metas y objetivos, y así la recuperación.
Seamos, pues, los usuarios, pacientes, y no nos atoremos en nuestras manías u
obsesiones.
Poco más puedo añadir: que la salud
mental nos acoja siempre en su seno, o que cuando vengan malas rachas tengamos apoyo
y seamos capaces de sobrellevar las dificultades.