jueves, 18 de abril de 2013

Poema crítico


En un pueblo alejado,
Del estrés y los enfados,
Viven gentes diferentes,
Inmigrantes y emigrados,
Forman largas corrientes,
De viajes intrincados,
Por el ahorro aclamado,
Del vigía garantizado,
Sin robar ni ser robado,
Del oficio de sus manos.

La Guardia Civil del pasado,
Con brochas despreciada,
Pintaba ley elocuente,
Sin serla reprochada,
Por la España muy caliente,
De antaño antepasada,
Pues la guerra fue muy dura,
Y el hambre acuciaba.

La libertad en este presente,
Roba, mata, veja hiriente,
Al señor civilizado,
Si descuida su cartera,
Su honor o sus ducados,
Con castigos permanentes,
Pues las leyes son de humo,
Y las penas de cigarros.

Los derechos de los menores,
Ambiguos muestran su faz,
El papel de la mujer,
No se queda atrás,
Los autos y los camiones,
Con muertos en accidentes,
Impunes muchos delitos,
Con justicia excelente.

Las leyes del ciudadano,
Ya no importan al Estado,
La dignidad del Inocente,
Es un mero vocablo.

En casos desestimados,
De seguridad en los tejados,
El peón joven, el soldado,
Con su vida demacrada,
Cual si vil sirviente fuese,
Bajo tierra ha acabado.

La estafa al inocente,
En España es evidente,
La picaresca no cesa,
El malhumor se incrementa.

Las elecciones generales,
Cubren con elegancia,
La ambición entre oponentes,
De gobernar con descaro,
Al ciudadano impotente,
Con respeto inusitado,
Cual si fuese su sirviente,
Por el voto anhelado,
Con el interés subyacente,
De ganarse un sueldazo.

Don dinero siempre impone,
En ganar las elecciones,
Mas el poder existente,
Sufraga contracorrientes,
Vivienda, paro, IVA,
Estrujan al desgraciado,
De esta forma evidente,

Dios nos pille confesados,
Nuestros hijos preparados,
De esta jungla de engaños,
De un país desarrollado,
Que pedir no sea corriente,
Y los derechos y los deberes,
Sean bien encomendados,
Sean bien asimilados.

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