viernes, 21 de junio de 2013

El espejo


Miro de frente sin ánimo al espejo,
Me devuelve una caricatura por reflejo,
De triste rostro ovalado y ceniciento,
Cuya forma consecuencia es de sus excesos.

Llena esa cara con tristes recuerdos,
Pegada a un cuerpo hueco de vida triste,
De desánimo plagado con andanzas grises,
De otros tiempos olvidado, de carcajadas,
Muertas por no alegrarse ni levantarse,
De ánimos exhaustos por el desengaño.

El espejo no habla pero enseña,
Que el tiempo no perdona, no espera,
Que es pura ilusión lo que demuestra,
Que pedazo es de cristal sin truco,
Que es un vagabundo de este mundo,
Que no para de andar ni se detiene,
Que lento e inexorable va sin rumbo.

El espejo no habla pero enseña,
Que la vida es mañana soleada,
Que termina con noche estrellada.

Observar a los otros en otros espejos,
Hablándonos con temor a que se rompan,
Es el vagar sereno que al caminar hacemos,
Con preguntas y respuestas, alegrías y quejas.

La vida es mañana, es aurora temprana,
Es el sol radiante que alumbra e irradia,
Que enseña a mirar dónde vamos a parar,
A lo deformes que  sin duda vamos a acabar.

Llega la tarde bochornosa que es,
La mediana edad que calurosa es,
Que trabajar la vuelve tediosa,
Y que a veces nos sabe odiosa.

Si la noche es oscura o siniestra,
El espejo sepulcral nos muestra,
El consuelo de verla con luceros,
Con fulgores miles de consuelos.

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