domingo, 21 de julio de 2013

El puerto de la vida


En el puerto de la vida,
Me asomé a ver la mar,
Sus gaviotas sabandijas,
No dejaban de graznar.

Los recuerdos lugareños,
De varios años atrás,
De niño aventurero,
Con los chicos del lugar,
Se dejaban muy ligeros,
Por las tablas divagar.

Los barcos pescaderos,
Con sus hombres por allá,
Arriando los veleros,
Con sus redes atajar,
Se notaban por las aguas,
Previas a la tempestad.

El mar de ojos viejos,
Alzados y retorcidos,
Por la luna enloquecidos,
Por el sol acalorados,
Por el orbe adormecidos,
Entre almas diluidos,
Con sus brisas milenarias,
Contemplaba sus destinos.

Si de niño yo viajaba,
Con mi padre en la barca,
Ya mayor no me arrepiento,
De dejarla abandonada,
Pues ganado ha merecido,
Su descanso en las aguas.

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