domingo, 6 de octubre de 2013

Castilla-La Mancha


Paisaje de ideas delirantes,
paisaje emocionante repleto de gigantes,
molinos quijotescos y sanchos elegantes,
costumbres arraigadas y cuentos importantes.

Graciosos querubines son los niños de sus madres,
en La Mancha toledana, en los pueblos, en las calles,
jugando los veranos, muy traviesos y campantes,
bromeando y riendo con las riñas en las carnes.

Horizontes de viñedos y de trigos rebosantes,
patrocinan nuestra tierra por la España reinante,
afectando las cosechas al comercio imperante,
aportando alimento al mercado circulante.

Si el flamenco es orgullo de andaluces militantes,
en La Mancha exhibimos nuestros bailes regionales,
en las ferias y verbenas, en las fiestas patronales,
con orgullo y honor, con humor y buenos aires.

Los aceites de oliva de La Mancha especiales,
en el ranking elevado no desdeñan propiedades,
sanos para el corazón, en las dietas, en la sangre,
reconfortan la salud, eliminan malestares.

Las andanzas literarias del Quijote de Cervantes,
en La Mancha testimonian los consejos admirables,
de ese genio escritor, manco ilustre de detalles,
relatando en ficción retahílas y refranes.

Intentó nuestro Cervantes depravar lo irritante,
de lo caballeresco, de Amadís tan elegante,
de retórica absurda, de novelas al instante,
usando en su Quijote el absurdo aplastante.

Mas efecto fue contrario, agradó su obra grande,
tal que viose obligado a escribir segunda parte,
y su libro difundiose como el ruido por el aire,
aprendiendo que en el mundo el destino no se sabe.

En La Mancha somos sabios de la tierra cultivable,
del progreso aprendices, del honor muy estimables,
de simpáticos que acogen somos grandes tolerantes,
de devotas procesiones con los rezos llameantes.

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