domingo, 6 de octubre de 2013

La mente


De la mente depende
la realidad, el ambiente,
las gentes, las fuentes,
que imagines ingentes.

De la mente depende
lo que hagas consciente,
lo que hagas sentido
de emociones fuertes.

De la mente depende
tu fortuna o tu suerte,
tu reloj o tu ambiente,
tu locura o tu muerte.

De las mentes dependen
las historias terrestres,
las historias felices,
e infelices a veces.

De la mente depende
la razón del demente,
de su “rara cordura”
aprende el prudente.

De la mente depende
el relato coherente,
el absurdo e inconexo,
y el deprimente.

De su mente depende
el hombre indigente,
que busca ansioso
cobijo en un puente.

De la mente depende
ser o no inteligente,
o necio procaz,
o vago pedestre.

De la mente depende
autoestima caliente,
sentirse querido,
y amar mutuamente.

De la mente depende
la vida y la muerte,
el enfoque oportuno,
el enfoque creyente.

De la mente depende
que luches con creces,
vivir es así,
lo opuesto la muerte.

De mi mente depende
que escriba paciente,
los versos que llegan
al alma presente.

De las mentes dependen
los versos candentes,
de humanos sensibles,
de humanos vehementes.

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