domingo, 11 de enero de 2015

SANTA MARÍA


De ángeles la luz,
de su nata pulcritud,
de la misa que descubre,
a la madre de Jesús.

Ese niño hecho Hombre,
que regala su salud,
dando el cuerpo a la Tierra,
y su alma a la Luz.

Es su madre la que goza,
al nacer nuestro Jesús,
de sus prédicas al Cielo,
y a su Padre con virtud.

Es María la Celeste,
compasiva de la Cruz,
pues su Hijo maltratado,
da su vida a multitud.

Madre hermosa y sin pecado,
contra toda inquietud,
nos recuerda lo que somos,
con su grande juventud.

Los humanos que pecamos,
ciegos de la esclavitud,
imprecando con denuestos,
nuestra mala actitud.

El perdón es necesario,
como helado es el sur,
los hermanos de la Tierra,
van orando gratitud.

Nuestra Madre de los Cielos,
es bendita en altitud,
si la quieres con limpieza,
como niño vivo aún.

Ella vela por problemas,
de humanos como tú,
con su ágil diligencia,
con ayuda de Jesús.

Año empieza este día,
con su grande amplitud,
con los ritos religiosos,
por la Madre de Jesús.

Ella espera bondadosa,
de afecto y actitud,
ser la Grande misteriosa,
de ese Cielo tan azul.

Los enfados se disuelven,
se extingue la acritud,
al mirarte a los ojos,
cuando cuelgas con la Cruz.

Santa Madre de la Iglesia,
y de toda multitud,
los cristianos que te adoran,
lloran ruegos por Jesús.

Año nuevo que inauguro,
moderado de virtud,
con poema a María,
a la madre de Jesús.

Nuestras obras van al Cielo,
como alta es avestruz,
Ella llora sin complejos,
los designios de la Cruz.

De ángeles la luz,
de su nata pulcritud,
de la misa que descubre,
a la madre de Jesús.

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