15 DE MARZO DE 2017
LA
FAUNA HUMANA
Ya
están florecidos los almendros y las hierbas de los campillos, y unas
abundantes lluvias de los días precedentes han hecho avivar las cebadas y
trigales del pueblo con un frenesí impactante.
La
fauna urbana parece querer llamar la atención a los habitantes consaburenses;
erigirse en grupúsculos de gatos remolones que, alimentados por los vecinos, en
diversos puntos de la población, capturan a las plagas de roedores infectos;
los pajarillos cantarines, tales como gorriones, jilgueros, verderones,
animando acústicamente con sus gorjeos los entornos ajardinados del parque y
demás zonas ajardinadas; los perros paseados por sus amos, algunos de ellos
bellos ejemplares de canes, otros sin pedigrí pero dignos y mansurrones, otros
nobles, otros callejeros, otros ladradores pero poco mordedores, merodeando por
calles, aceras, paseos, causando encuentros esporádicos de sus amos con
cotilleos que contarse, y defecando a veces en sitios inoportunos; y el resto
de animales siendo protegidos por la conmiseración humana (como las cigüeñas de
la iglesia del Cristo; las golondrinas que, al parecer, gozan de la bendición
de Dios; las lagartijas, los murciélagos, y las mascotas y bichos simpares que
se dejan ver o no tanto por nuestra vista).
Qué
decir de los animales de las granjas, que nos abastecen sus ganaderos con
productos alimenticios como sus carnes (corderos, conejos, terneros, etc.), sus
leches (de oveja, de vaca, de cabra), sus huevos (las gallinas ponedoras) y otros
tantos especímenes aprovechables por los humanos en menesteres que nos pueden
resultar de cierto provecho (en la caza menor las perdices y liebres; en la
caza mayor los venados, ciervas, jabalíes) y que así contribuyen a ociosidades
diversas.
Cuesta
poco, en estos tiempos, sentir la sangre bullendo por la animación que la
naturaleza nos proporciona. Según los días vayan alargándose nuestras
actividades se irán tornando más gratificantes, por lo del buen tiempo que,
como seres vivos que somos, influye en nuestro comportamiento.
Y,
a la postre se verifica que, para escribir hacen falta ganas e ilusiones. Temas
múltiples los hay de numerosas maneras. Sentirnos inclinados a esforzarnos a
ello implica, aparte de cierta preparación y manejo del lenguaje, una
motivación interior que nos pueda satisfacer.
La
educación escolar se torna vital en la preparación que nos pueda hacer falta en
las situaciones que la vida puede depararnos. No viene mal el hábito de la
lectura, la práctica de ejercicio físico moderado, una alimentación
equilibrada, y otros tantos tópicos que pueden hacer que nuestra salud se
fortaleza, se consolide, y haga ver nuestros puntos de vista más positivamente.
Los
almendros florecen, las personas evolucionamos, y el tiempo que pasamos en este
mundo depara nuestras personalidades. Agriarnos, alegrarnos, entristecernos,
deprimirnos, aprovechar nuestras cualidades, nuestros dones, nuestros ánimos,
componiendo la fauna humana un crisol tan variado como aberrante o fascinante.