sábado, 23 de mayo de 2020

LA RE-NORMALIZACIÓN (23/05/2020)

Paulatinamente, el panorama social va adquiriendo matices más optimistas.

El número de fallecidos por coronavirus desciende, a día de hoy, a cifras que comparativamente con las de mayor auge de la pandemia, hace augurar buenos pronósticos.

Las gentes, entrando ya el buen tiempo, desahogan sus preocupaciones en cierto grado, esperanzadas con las nuevas perspectivas que se abren con el inicio de las fases de desescalada y reapertura de actividades que quedaron suspendidas por el estado de alarma: salir a pasear, a correr, a hacer deporte al aire libre; permiso de abrir a los establecimientos de ocio, como bares, hoteles, restaurantes, con ciertas reglas a seguir; y, también, vuelven a funcionar ciertos eventos públicos, tales como las misas, con sus medidas de seguridad incluidas.

Mas en el aire aún quedan pendientes aspectos como la escolaridad de gran parte del alumnado, a partir de seis años precisamente, abocados como están a unas evaluaciones en espera de un sistema educativo que dirima el nudo de la enseñanza que está por venir dadas las nuevas circunstancias sanitarias que se dan.

Los árboles, la naturaleza, el mayo florido, todo en su conjunto, animan, en cierta manera, en la re-normalización de la población española, que tan socavada se ha visto por ese dichoso virus que fue a visitarnos mal que nos pesase.

Los nuevos matices, más optimistas, abrigándonos ante un futuro en el que la salubridad se hará notar más a la hora de las convenciones sociales, volviéndonos más precavidos a la hora de entablar contactos con otros individuos de los que se tenga poca confianza.

Más o menos triste; más o menos depauperado emocionalmente. Así se siente el mundo tras una pandemia de la que tanto se ha dado en hablar, y del que tantas repercusiones a nivel económico y social no le harán sino más agridulce y furtivo, o puede que algo ebrio de nostalgia por recuperar algo de lo perdido.

Miremos, contra esto, que la vida continúa, y que, como un clavo ardiendo, debemos aferrarnos a ella. La vida, la esperanza, de que estamos aquí, disfrutando del ahora, con los nuestros, con ilusión.


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