martes, 30 de noviembre de 2021

LA VARIANTE ÓMICRON DEL COVID-19

 

Una nueva variante del SARS-CoV-2 llega al mundo para hacerse valer. La han bautizado con la decimoquinta letra del alfabeto griego, ómicron, que significa literalmente “o pequeña”.

 

Ahora que nos estábamos normalizando va y aparece una mutación del virus del COVID-19 altamente transmisible, evasiva del sistema inmunológico y resistente a las vacunas antes prescritas para la infección asociada al coronavirus.

 

Vaya golpetazo que nos da la realidad, quizá hastiada de nuestras miserias, y que, de esta manera, nos retorna, con su crudeza, a un enfoque más valorativo de la misma.

 

Valoraremos lo que tenemos, la salud, a los nuestros, en un primer plano. Y, en un segundo, nuestros bienes, nuestras posesiones. O, así, en un principio, tendría que ser, pienso yo.

 

Una realidad que ya golpea per se los corazones de los palmeros de Gran Canaria, azotados por la volcánica erupción que sigue experimentando la isla.

 

Y la Navidad, consuetudinaria, este año significará y tendrá una validez mayor de las habituales. Será un tiempo de reflexión, de amor en la distancia y en la cercanía, de toma de decisiones, de aciertos, y puede que también de errores. Una Navidad plagada de incertidumbre, pero que nos acercará a un reencuentro más profundo con nosotros mismos, y que nos atisbará un destello de consuelo allá en nuestros horizontes mentales, si sabemos comprendernos y moderarnos.

 

En consecuencia, el mundo se prepara para esta nueva variante más capacitado y experimentado que al principio de la pandemia, pero desconsolado porque se resquebraja mucho camino andado, y nos pone de nuevo alerta. No obstante, prima lo positivo frente a lo negativo en cuanto a experiencia ganada se refiere.

 

Como he dicho en alguna otra ocasión, demos tiempo al tiempo, y sigamos con cautela la evolución de los acontecimientos. No nos queda otra. Tirar pá lante. Vivir. Sobrevivir. Con el entusiasmo que nos caracterice, buscando siempre la armonía, que es allí, especialmente, donde encontraremos la verdadera paz.

 

Por lo tanto, ómicron, aquí estamos, fuertes y preparados. Que el fluir de la vida siga su curso y que la esperanza sea el motor de lo humano y lo divino, ahora y siempre.

 

 

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