jueves, 22 de septiembre de 2022

AMENAZA NUCLEAR

 

Asistimos a un escenario poco gracioso en estos nuestros últimos tiempos. Vladímir Putin nos lanza ahora un órdago a todo Occidente, venenoso y peligroso, amenazante y lacerante, pues moviliza a todo su país de forma autoritaria para que entre en acción bélica contra nuestra cultura.

 

Lo hace desafiante y meticuloso, estudiado su discurso, para que reaccione a quien va dirigido: nosotros.

 

Y nosotros estamos reaccionando apoyando a Ucrania, sí, pero Putin, con este paso adelante, nos pone más a prueba. Un órdago que implica que está dispuesto a usar su arsenal nuclear contra Europa, EE.UU., los países que vayan contra él, es decir, se convertiría o se está convirtiendo en otra guerra mundial, de las de verdad.

 

Zigzagueamos en nuestros quehaceres, los occidentales, asistiendo a este panorama cuando menos perplejos, por lo que se está poniendo en juego. El aumento de los precios de los productos, y demás fatalidades ya se dejan notar de por sí en este combate espurio de rusófilos contra los que son lo opuesto. Putin, cual marionetista genocida, moviliza a sus tropas, controla los medios de información de su país, manipula, por ende, tal información para su beneficio, y así obtiene títeres con los que poder amenazar a la civilización occidental, que más bien parece rendida ante la evidencia de esta crisis que nos sumerge en un abismo que no sabemos en qué va a parar.

 

Occidente va a tener que movilizarse, vamos a tener que reaccionar, contra este tipo cerril, antes de que nos queme vivos.

 

No sabemos cómo, pero vamos a tener que confiar en nuestros dirigentes, o, rezar al destino, para que, paulatinamente esta guerra de bandos no degenere en esa temida batalla total.

 

Zigzagueamos en nuestros quehaceres queriendo ser ajenos a la trascendencia de todos estos acontecimientos, los que podemos hacerlo, mientras podamos hacerlo, en este punto terráqueo, un tanto alejado de los epicentros de las batallas políticas y militares que se refieren a todo este embrollo.

 

Mientras el riesgo corre aferrémonos a nuestras rutinas y volquemos nuestras actitudes a visiones lo más positivas posibles. Es el acto de sobrevivir en un maremágnum de avatares geoestratégicos de la vida, del devenir.

 

Y así no nos trascenderá tanto tanta información y desinformación. Seamos, pues, positivos en la medida de nuestras posibilidades, y confiemos en que todo esto será un mal recuerdo el día de mañana.

 

 

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