sábado, 18 de marzo de 2023

ESTAMOS ENFERMOS

 

Estamos enfermos:

bajamos las miradas, acallamos nuestros egos,

sucumbimos impasibles tras pantallas yoes de juego,

preferimos encerrarnos en los mundos del milenio,

no mirarnos a la cara, no hablar de sentimientos.

 

Tecleamos nuestro tiempo, aclamamos más o menos

que lo digital es bueno por encima de un gesto,

una mano, un abrazo, una caricia, ese beso,

esa buena escapada a la isla en el sitio que te cuento.

 

Y zurcimos nuestras redes de artificio indirecto,

y olvidamos los humanos lo que somos de imperfectos,

hilvanando en vano cuotas de imágenes en aumento,

atrofiando a la par la cuantía en sentimientos.

 

Mas nuestra humana condición será siempre el espejo

en las pantallas que adoramos como dioses de este tiempo

y aunque buenos fines tengan y de útiles sean acierto,

en los valores de la vida a quienes queremos nos debemos.

 

Mas parece que encorvamos al andar mirando prestos

los smartphones que atestiguan ese miedo que tenemos;

ese miedo al tú a tú, a la charla sin rodeos,

a la mutua confianza de las charlas de los viejos.

 

En el mundo del mañana estaremos menos lejos

acercándonos con ganas a decir lo que queremos

a través de las pantallas, de los vídeos, chats pendejos,

olvidando ese ayer de cafés de escritores selectos.

 

La familia atomizada, las parejas del mismo sexo,

matrimonios que se rompen, o sin hijos, o solteros,

nos dirán cuan poca cosa son las redes del consuelo,

internet a 5G que tecleas nuestros sueños.

 

Cada vida es un milagro, nazca o salvada sea del averno,

cada muerte es sendero a otro prisma que no sabemos,

por eso mismo aprovechemos, hablemos más, gruñamos menos,

que este tiempo inexorable sea de buen rollo por lo menos. 


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