Trataré, en este caso, de hacer un examen sencillo acerca de lo que nos viene sucediendo con la DANA. Para ello, tras buscar en Wikipedia la palabra DANA, me encuentro con que significa gota fría, fenómeno meteorológico conocido como DANA (Depresión Aislada a Niveles Altos).
En YouTube también hay diversos vídeos explicativos acerca de lo que ha sucedido en España con respecto a esta última DANA, tan explosiva como intrusiva, que ha afectado especialmente en setenta y cinco localidades de Valencia y en tres localidades de Albacete. Aquí dejo el enlace de uno de ellos: https://www.youtube.com/watch?v=I3KajSdJZ14
El martes, 29 de octubre de 2024, en la tarde, ya había previsiones de lluvias fuertes en toda la península. Pero, a posteriori, comprobamos que hubo fallos importantes. Fallos de la AEMET técnicos, que hubiesen hecho posible la previa evacuación de las localidades más afectadas por la DANA. De todas maneras, las lluvias fueron inesperadas, dada su magnitud y celeridad en tan poco espacio de tiempo.
También contamos con los intereses urbanísticos, de los que conceden licencias para urbanizar, del barullo burocrático que se crea en torno a todo este asunto. Esto genera desafueros y tropelías que llevan a construir sin control en las áreas de la naturaleza y de los cursos fluviales, y que nos hacen inconscientes ante las posibles amenazas meteorológicas extremas.
También está la incompetencia del propio sistema, compuesto por un estado que, a su vez se encuentra dividido en diecisiete comunidades autónomas competencialmente independientes que, a su vez se encuentran divididas en otros tantos subterritorios con materias y competencias igualmente independientes y, por ende, con sus otras tantas materias e intereses confrontados y en constante rivalidad.
A pesar de todo esto, el pueblo de España, en su sentido más amplio, se solidariza cuando ocurren estos eventos tan devastadores. Movilizándose con prontitud ante la inmediatez de la ayuda necesaria, acerca el hombro en estos momentos de tan difíciles circunstancias para la región valenciana.
Como síntoma de rebeldía de la población de a pie más castigada por tan cáustica tragedia, siempre tendremos la recepción que recibieron sus majestades el quinto día de adentrarse en la localidad de Paiporta, en Valencia, para mostrar su apoyo y afecto. En la comitiva se encontraban también el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalidad Valenciana, Carlos Mazón.
Sus áulicas autoridades recibieron la desaprobación de las gentes de la localidad, que, furibundas y enardecidas, permitieron un magro paseo de los reyes. Les lanzaban bolas de barro y les llamaban “asesinos”, tales eran la tensión ante los días transcurridos, la falta de ayuda estatal, y el vano intento de calmar los ánimos en esas circunstancias terribles y de necesidad de apoyo en todos los ámbitos. Señalando, ciertamente, que el tambaleante paseo fue posible mediante la determinación del monarca y la inestimable actuación de sus fuerzas y cuerpos de seguridad.
Respecto a las otras autoridades gubernamentales, Pedro Sánchez y Carlos Mazón, me quedaré con que el primero, simplemente no pudo o no se atrevió o le aconsejaron no atravesar más allá de un determinado umbral de entrada a la ciudad de Paiporta. La ira ante éste se mostró extrema, liándose un ataque masivo de lanzamiento de objetos, tales entre ellos piedras, algunas varas de hierro, y otros que pudiesen hacer daño. Su equipo de seguridad le salvaguardó convenientemente. Acto seguido, abandonó la comitiva. Lo mismo sucedería con Carlos Mazón.
En conclusión, el rey Felipe VI, apuradamente, pudo continuar con su agenda no sin el consejo de sus agentes. Las otras autoridades políticas, es decir, los sendos presidentes de nación y comunidad autónoma, se retiraron. Y es que personarse en el lugar de una tragedia en un momento tan intempestivo, ya sea causado o no por razones mayormente o no razonables, no lo midieron debidamente ni en la Casa Real ni en La Moncloa, ni en la Generalidad Valenciana.
Mientras tanto, los días siguen transcurriendo, sucediéndose las labores de limpieza oportunas de calles, viviendas, garajes. Los bomberos y la UME (Unidad Militar de Emergencia) dirigen sus esfuerzos en el desagüe de garajes, búsqueda y rastreo de desaparecidos. Y, según pasan los días, aparecen, dispersadas, más víctimas.
Paralelamente, los vecinos y supervivientes de la DANA, o bien ayudan en las labores de ayuda, o bien son ayudados y buenamente sobrellevan lo acaecido.
Los foráneos voluntarios de la zona aportan granos de arena indispensables en estos duros momentos. Han llegado, llegan y se los espera llegar.
Y el flujo de ayuda humanitaria, con alimentos y demás tipos de productos, se regulariza a día de hoy.
El aporte del Ejército o de las Fuerzas Armadas, como se lo quiera llamar, también es agradecido.
Aparte de eso parece que se lamenta en esas tierras afectadas la dificultad de movilidad dados los daños en vehículos y sistemas de transporte.
También, ya el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha prometido un paquete de ayuda a esta causa de, según dijo, unos diez mil u once mil millones de euros, según recuerdo.
Terminando, aquí corto ya sobre este asunto. Me planteo cuánta belleza muestra la Naturaleza en su lado más onírico, y en su lado más salvaje, cuánta destructividad ocasiona, sobre todo si llegamos a tomárnosla como algo trivial, y, además, la esquilmamos.
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