En este diez de diciembre de azul cielo y temple helado, me pongo a escribir en rima presente con desenfado.
El cariz del ambiente, la actualidad evidente, hablan de guerras, en ciertas partes, mientras en otras, de eventos muy caros, y el mundo gira y gira, voltea y voltea no sin asombro desbocado.
La Navidad que viene de frente, acaba el año, y vemos que hemos pecado y/o amado, y deseamos que el nuevo que viene no nos sepa tan agrio, redunde a mejor y no nos dé tanto por saco.
Yo mismamente me miro y me digo que gracias a las vivencias y gente de al lado gracias puedo dar de un año más pasar y gestionar mis problemas de modo adecuado.
En París sus Juegos Olímpicos este año nos dieron clamor, emoción y agrado, ver competir a tantos atletas, cual gestas de fuerza, vigor, tenacidad y deportividad entre los implicados.
En Estados Unidos en este 2024 la batalla electoral ha sido tremenda, ingente y de calado, cuanto más que los resultados han aupado a la victoria a Donal Trump, el millonario tan por sus enemigos asediado, haciendo de esto todo un evento de mucho cuidado.
Israel contraataca a Hamás de modo endiablado, en la Franja de Gaza la devastación es terrible, se necesita la paz de una vez, no más muerte de humanos.
Ucrania versus Rusia se desgasta a toneladas de dineros de aliados, de armamentos y estrategias que devastan las regiones a escombros, las personas a mutilados, o a caídos, perecidos por tan brutal contienda. Putin, cese ya en sus demandas, y Zelenski sea cauto, que las bombas de la Rusia me ponen malo.
En América del Sur la sequía provocó los incendios este primer medio año, asolando en Brasil a millones de hectáreas, a Bolivia dejándola largos periodos de tiempo sin electricidad y a racionamiento de agua, siendo algunos fuegos provocados, mala leche, vaya, de malos criados.
Y la DANA de hace poco tiempo afectando a Valencia, y a un rincón de Albacete, nos hicieron comprender lo minúsculos, mediocres, de nuestros dirigentes, lo poco que somos ante las lluvias y torrentes, ante la tempestuoso del tiempo, ante la Naturaleza violenta y fuerte.
Y mientras el año transcurre, yo mi vida prosigo en la Vivienda en la que estoy conformado ciertamente, no sin algún que otro altibajo, manejado y controlado de manera implacable por el tiempo sabiamente.
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