domingo, 4 de agosto de 2013

TREN ALVIA (accidente ferroviario del 24 de julio de 2013)


Día veinticuatro, julio amargado,
tren que huele a muerte,
tren descarrilado.

Las angustias agitadas,
de familias con espanto,
a España conmocionan,
con el pésame en alto.

La curva del horror,
muy deprisa ha tocado,
en el alma ciudadana,
en su cutis sonrojado.

Peregrinos de Santiago,
gente joven de aledaños,
vuestra ayuda emociona,
testimonia sin halagos.

“Galle-guiños” solidarios,
vuestra fe nos vuelve bravos,
españoles orgullosos,
enlazados como hermanos.

De Madrid hacia Ferrol,
vuelan almas sollozando,
esperad os digo yo,
a los ángeles cantando.

Que seguro nuestro Dios,
con su Madre a su lado,
os reciben con amor,
con consuelo y amparo.

Tren seguro y veloz,
debe ser bien estudiado,
pues los fallos ya se ven,
los pagamos los humanos.

Un error es un horror,
cuando vidas van jugando,
en el tren de nuestras vidas,
en los seres que amamos.

Esta vez un fallo humano,
sea tal vez lo que ha causado,
tanto duelo y dolor,
tal angustia y escarnio.

Quiera Dios no se repitan,
estos hechos con los años,
que los trenes tan veloces,
vuelen menos en los tramos,

señalados en las vías,
por peligros destacados,
o sin serlo sean claros,
esos riesgos de antemano.

Vuela el tren a las alturas,
de los cielos despejados,
vuela el tren con la ayuda,
de los héroes de Santiago.

De Madrid hacia Ferrol,
vuelan almas coreando,
ruegos miles al Señor,
con los ángeles cantando.

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