domingo, 22 de septiembre de 2013

Fábula Topo-Halcón


Cegato es el topo. Óculo es el halcón.

En un día caluroso que frío sudor daba en rostro, “Cegato”, un topo de avanzada edad, que ciego era en verdad, salía cauteloso de su madriguera, hastiado por el calor, para respirar aire puro tras haber realizado sus faenas de aprovisionamiento de comida en su cueva. El trajín le había obligado desde varios días atrás a recoger los rábanos y las zanahorias del huerto. En diciendo yo esto, un halcón peregrino, con dos garras de frente, aterriza cerca del hoyo de Cegato, y  éste último, bien prudente, se aparta con presteza acelerada, aunque apenas ve nada, a tiempo de no ser atropellado. El halcón peregrino se llama Óculo, y parece contundente en querer hablar con Cegato de asuntos diligentes.

ÓCULO: Hola Cegato, llevo viéndote desde hace un rato. Me pregunto con frecuencia por qué vosotros los topos vivís bajo tierra la mayor parte de vuestras vidas obcecados por guardar alimentos, lejos del aire fresco, con esa rara visión, desgraciada condición, que os arrastra de generación en generación.
CEGATO: Yo ya soy viejo topo, que en lecciones de la vida pocos se me igualan en arte y sabiduría.
ÓCULO: ¿Quieres decir Cegato amigo, que sin ver el cielo claro, sabes mucho de la vida y eres sabio con los años?
CEGATO: Eres joven e imponente, Óculo amigo. En tu especie la visión es vuestro fuerte, vuestra arma más usada para la caza de alimañas. Pero en la mía es distinto, poseemos otro instinto.
ÓCULO: Es cierto que nuestra vista es nuestra arma, para coger las alimañas, con las que antes me divierto; vivir bajo tierra como tú yo no puedo, no podría, soy inquieto.
CEGATO: Los animales de mi especie se adaptaron a otras suertes, evolucionamos bajo tierra, y en ella el refugio construimos, fue sin duda nuestro sino.
ÓCULO: O sea, que cada especie se adapta a un medio, y así sobrevive, dicho sin rodeos.
CEGATO: Esa es la idea que a ti Óculo explicarte pretendo. Cada especie, cada animal, es fundamental, en pirámide de vida, en pirámide de edad, en pirámide de risas, en pirámide mortal.
ÓCULO: ¿Eso significa que de nuestros sentidos por continuar seguir vivos, especies bien opuestas, como la tuya y la mía, explica las razones de coexistencia en los bosques y en las selvas?
CEGATO: El “hombre” es imprudente, te cuento, y es de viles reflejos, mas nos ayuda a vivir, sin ser de ello cierto esta realidad que arrastra en su progreso.
ÓCULO: Pero también yo te recuerdo que daña la fauna con sus ritos execrables, con pesadas armas y sin pensar a quién mata; por viles prepotencias, no repara si destruye o beneficia al entorno que lo amamanta.
CEGATO: Por eso yo te digo, querido Óculo amigo, que el destino del planeta, en otras veces ya fue adverso, pero que el humano de estos tiempos es de ello el causante más directo.
ÓCULO: Yo soy joven y poeta, con mis vuelos me recreo, que vivir bien es certero, cuando puedes sin fronteras elevar buenos los vuelos.
CEGATO: Yo maduro topo, me aprovecho como otros, por comer del hombre plantas, que en eso no le reprocho.
ÓCULO: De ti yo me despido, volando sobre esta tierra. Si algún conejo viera, el festín sería seguro, si el humano no me mata antes de este conjuro.

MORALEJA: Los ecosistemas son variables según la época, el hábitat y los recursos en lo que al ciclo evolutivo respecta. Todo lo vivo se transforma, tarde o temprano. Toda balanza requiere de equilibrio; si el hombre fuese consciente de los perjuicios que provoca al medio, buscaría mejores remedios, para asegurar su descendencia, respetando al planeta, coexistiendo sin problemas en su propio ecosistema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario...