domingo, 13 de enero de 2013

Madrid Arena


El Poeta de la Mancha en este caso escribe inspirado por el flujo que mundano le conmueve como humano.

El día de Todos los santos, siguiente al de Halloween si evocamos la moda americana, amaneció en España de manera tétrica, es decir, ya de por sí la celebración tenía sus tintes fúnebres, pero sólo con la excusa de la diversión nocturna. Ese día 1 de noviembre nos reportaría un sabor amargo en el alba, en la aurora informativa que se haría eco en toda la nación.

Estoy escribiendo a día 5 de diciembre de 2012, y el suceso al que me refiero es sin duda al de Madrid Arena, esa macro-fiesta que dadas sus precariedades en los aspectos de seguridad y capacitación en el número de aforados ha costado la vida de cinco jóvenes cuasi adolescentes. Las causas fueron las estampidas que por el pánico hicieron que esas jóvenes fueran aplastadas y gravemente afectadas produciéndoles el fallecimiento, entre el tumulto aglutinador que se formó en las salidas del recinto.

Se barajan los hechos de esa noche escrupulosamente en la investigación que transcurre día a día. La empresa Diviértete, organizadora de la macro-fiesta en cuestión, alude con sus argumentos acusando a la alcaldía de Madrid de incumplir las medidas que debían cumplirse de seguridad para evitar la tragedia.

Y en la alcaldía madrileña doña Ana Botella, su alcaldesa, a día de hoy ha destituido de sus cargos a algunos de sus miembros más salpicados por el escándalo. De esta manera el Ayuntamiento de la capital de la nación ¿qué nos quiere demostrar? Ya por sí mismo las noticias nos van informando de cómo incumplían un montón de normas legales sobre las condiciones del recinto.

Es lamentable esto, es decir, “la limpieza de manos” de las dos partes implicadas. Pero es lo que hay. Se van arrojando datos, según el tiempo va pasando:
-A lo largo de la noche el pabellón llegó a albergar hasta veinte mil personas cuando el aforo máximo recomendado era de ocho mil.
-Que sólo contó con 35 guardias de seguridad.
-Que la salida o salidas de emergencia y las de entrada eran la misma.
-Que las bengalas y petardos provocaron las estampidas.

Y ya no me atrevo a poner más datos así, al aire, porque soy un humilde narrador y no puedo aquí ser un juez o investigador en un asunto tan complejo y del que las autoridades deben hacerse cargo.

La Justicia, aunque lenta, hará sus pesquisas sobre el asunto para evitar que algo así vuelva a repetirse.

Concluyendo añado que no obstante no todo depende de las circunstancias que como en este caso desembocaron esta tragedia. Pongo como cuestión el libre albedrío de los chavales que con edades desde los quince años tienen para entrar en este tipo de macro-fiestas, y su disponibilidad al contacto con las drogas y el alcohol. Esto nos implica a todos, especialmente a las familias, pero también a la educación colectiva. Los valores de los jóvenes se están desvirtuando porque se están empapando en un ambiente de crisis no ya de valores éticos y familiares solamente, también de coherencia económica, porque no hay empleo que los salvaguarde, porque el ser honrado no lleva a ningún sitio. En los medios de comunicación se nos explica bien día a día el futuro que nos toca afrontar, y la realidad nos explica el presente que nos toca apechugar.

El sistema político y financiero en España se encuentra en estos tiempos muy deteriorado. Y los jóvenes (yo me considero aún como uno de ellos) nos estamos viendo afectados especialmente por la descomposición de tal sistema. Ciertamente en la juventud uno es impulsivo, descarado si es ofendido, emprendedor, trabajador. Pero si te crías en un ambiente tan viciado como éste esquivar el mal camino se hace difícil, porque ese camino es el reflejo de la imagen que impera socialmente.

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