sábado, 8 de abril de 2017

UN LORITO

Érase que se era un don Juan con su lorito. Con él hablaba solo, con él no daba gritos.


JUAN: Dime, loro tan lorito, ¿por qué de mí te burlas? ¿Por qué te crees con juicio?

LORITO: Yo, el loro tan lorito, de ti me burlo mucho, y río como un chucho. Tu juicio es tu don, tú me dices, yo te escucho.

JUAN: Tú eres siempre muy amable, pero cierra ya el pico, que el gato del vecino te ve con apetito.

LORITO: Si el gato me comiera llorarías tú solito. Yo te oigo, te repito, como un loro muy loquito.

JUAN: Eres ave despiadada, no me haces cariñitos; yo que sepa “no te grito”, pero el juicio ya perdí por hablarte tan bajito.

LORITO: Eres hombre muy tontito, no me haces cariñitos, yo que sepa no te odio, pero harto ya me tienes con hablarme siempre a gritos.

JUAN:     ¡Eres caro caprichito! ¡Yo a ti te hago caso! ¡Eres cuervo no bendito! ¡Yo te amo, carajito!

LORITO: Vaya tipo tan extraño. Cuando hablo no te grito. Cuando sueño eres Dios. Si me quieres cierra el pico.

JUAN: Desde niño te crié, guacamayo, periquito. Eres bello, amiguito. Tú mi padre, tú solito.

LORITO: Juan Tenorio fue un galán, pero insisto, te repito, yo me burlo muy poquito porque yo no soy tu amada, soy un loro, ¡carajito!

JUAN: ¡Viva Dios! Mi padre fuiste, yo creía era un chiste. De tu jaula yo me ocupo, acaso algo ido, pero listo segurito.

LORITO: Vaya amo tan locuaz, ¿soy acaso yo un tipo? Soy un loro, te repito, no un humano, sí un lorito.

JUAN: Yo el juicio no perdí, y te hablo despacito. Fuiste tú mi padre siempre, no un ave ni un capricho.

LORITO: ¡Vaya amo tan pesado! Déjame de discursitos, habla a otros, carajito, que este mundo es bonito.

JUAN: ¿Tú me escuchas, te repito, como alguien en su juicio, cuando en las tardes tanto hablo de mi suerte y tu sitio?

LORITO: Soy un loro, te repito, no tu novia, sí un lorito; pero ya me haces dudar, ¿soy acaso yo un buen tipo?

JUAN: En el aire de volar tú me hablabas de chiquito: “mira y mira, tú, Juanito, déjame en libertad, no hables tanto al infinito”.

LORITO: ¿Quién más loco puede estar? ¿El don Juan, o el lorito? ¿O el orate que se aísla sólo hablando al pajarito?

JUAN: Es Maduro mi amiguito, y fue Chávez su lorito. Antes vivo le cantaba como el amo a su chico.

LORITO: Déjate de disparates, mírame con buen carácter. Soy un loro, un lorito, no tu padre, sí un loquito.

JUAN: Si me quieres tú mandar, dime loro, espejito, ¿soy acaso yo tu dueño? ¿O un humano de chorlito?

LORITO: Ambas cosas, te repito. Déjame en paz volar, habla al mundo, sé rapaz, a otra gente da el pico, que tan solo tú te pierdes en hablándome a solas. Soy un loro, no otro tipo.

JUAN: ¡Viva Dios! Grande eres, amiguito, un chorlito, un ave suspicaz, un padrastro exquisito.

LORITO: ¡Vaya el bueno de Juanito! Siempre ufano, nunca rico, algo loco, algo chico, yo su loro, él mi hijo.


Para allá está Juanito. Para acá su buen lorito. Ambos seres que se quieren, ambos fuera de su sitio.

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