lunes, 28 de agosto de 2017

UNA Y OTRA VEZ



Una y otra vez. Repetimos los mismos errores. Tropezamos eventualmente en la misma piedra. Nos precipitamos al abismo de nuestra zafia condición humana.

Una y otra vez. Intentamos que nos comprendan. Que nuestros padres, nuestras madres, dejen de reprocharnos sus cuitas. Que parezcamos algo más valiosos para ellos de lo que están dispuestos a demostrarnos. Que el tormento y la pesadumbre familiares se diluyan, porque, hastiados, nos abochornan y nos encenagan en una toxicidad patológica.

Una y otra vez. Queremos ser mejores y salir a flote. Andamos cierto trecho despreocupados, pero, ¡plaf! el golpe que no avisa nos recuerda lo frágiles que somos. Y nos recuperamos, pero ya aprendemos a ser resabiados, a ser cautelosos, a andar ojo avizor ante próximos cataclismos.

Una y otra vez. No queremos resultar cafres, pero no somos muy habilidosos en ciertas ocasiones que sí lo desearíamos. Y, una y otra vez, repetimos los mismos errores, tropezamos en la misma piedra, nos precipitamos al abismo de nuestra zafia condición humana.

Pero llega un nuevo día, una nueva oportunidad de demostrar lo que valemos, y, sí, lo intentamos, hacemos cuanto podemos porque nuestros padres, nuestras madres, nos aprecien más. Porque dejen de amargarse tanto a sí mismos. Porque de un rayo de luz surja un brote de felicidad.

Y aun cayendo en los mismos errores, en la misma piedra, una y otra vez, coloreamos los contextos para que no nos resulten tan desoladores, tan abúlicos, y no veamos todo tan negro o gris.

Una y otra vez, intentamos que nos comprendan, hacernos comprender; pero no es fácil, porque la vida es una prueba perpetua, desde que se nace hasta el último día; y nunca sabremos con seguridad absoluta qué es esta realidad que nos circunda, qué misterio es la vida, ya que es uno de sus constituyentes y atractivos fundamentales.

Adaptarnos, eso queda. Una y otra vez. A nuestros aciertos, a nuestros fracasos, a nuestros logros, a nuestros errores. Repitiendo pautas; maravillándonos por cada descubrimiento; tropezando, a veces, en la misma piedra; precipitándonos al abismo de nuestra zafia condición humana.


1 comentario:

  1. La condición humana explicada de forma cruda y real. De ella surge lo peor y lo mejor, como este texto.
    Gracias por compartirlo.

    ResponderEliminar

Deja tu comentario...