En un rincón de los
cielos,
vive excelsa como el
fuego,
la memoria de una
monja,
reformando los
conventos.
Fue Teresa vida y
cuerpo,
en su Cristo y en
sus nervios,
fue Teresa aguacero,
de reforma en el
Clero.
De los hombres “El
Carmelo”,
y mujeres que
eligieron,
ser humildes en la
vida,
sin deleites
pasajeros.
Fue Teresa abadesa,
pionera en su
tiempo,
criticada algunas
veces,
no entendida en
momentos.
En sus éxtasis
subía,
a otros planos del
cerebro,
percibiendo
sensaciones,
más allá de lo
terreno.
Enfermiza y viajera,
no paraba en
ajetreos,
jubilosa ella
fundaba,
sus muchísimos
conventos.
San José fue en
especial,
su convento
predilecto,
ella a él le
atribuía,
su salud y
entendimiento.
Santa Teresa de
Jesús,
dando luz y
escribiendo,
en su época
impactando,
a la Iglesia del
momento.
Nuevas formas y
maneras,
la clausura en el
convento,
el ayuno de la
carne,
el ropaje y atuendo.
Ella marca el
misticismo,
en su vida
escribiendo,
sobre formas de
entender,
los sagrados
mandamientos.
Fue Teresa
religiosa,
más allá de lo
terreno,
hechizando con su
vida,
impactando con su
ejemplo.
Son los versos sobre
ella,
un boceto muy
escueto,
que compongo
animado,
sobre el tema con
respeto.
Es el Quinto
Centenario,
de Teresa el
nacimiento,
ella inspira en este
marzo,
versos que le den
afecto.