Ningún
oficio es indigno,
todos
tienen sus principios,
reglamentos
y demás,
pretensiones
que alcanzar.
Fregar
suelos, ser maestro,
las
carreras, los servicios,
las
tahonas, los de escritos,
los
que mucho se hacen sitio.
La
ilusión es requisito,
la
entrega de uno mismo,
no
escaquearse, curro limpio,
cumplidor
con un local.
Los
obreros son distintos,
unos
siendo muy estrictos,
otros
menos, o más listos,
conformando
colectivos.
Vale
el gremio, el artista,
el
que labra, el que es guía,
el
que asiduo va al día,
el
que estudia las teorías.
Los
sectores de la vida,
los
del campo y lo rural,
los
de industrias esencial,
los
terciarios de servicios.
Los
de estudios en empresas,
los
albañiles construyendo
esas
casas que se venden
más
o menos por igual.
Los
tenderos ambulantes,
los
que avistan las estrellas,
los
autónomos que van
dando
al mundo su riqueza.
Los
valientes policías,
los
bomberos presurosos,
los
oficios más variados
que
rimar es osadía.
Hay
enchufes, cómo no,
en
empresas y familias,
nepotismos
abundantes
en
las vastas geografías.
Ingenieros,
traductores,
carniceros,
oradores,
figurines
de ciudad,
bailarines,
qué sé más.
En
la vida personal
y
en el público ascenso
se
demuestra lo vital
de
los curros bien dispuestos.
Los
atletas dan partido,
deportistas
de estadios,
ver
la tele, oír la radio,
los
“jugones” de los barrios.
Cada
uno a su bola,
cada
oficio no es broma,
uno
hace su persona
trabajando
con su honra.
Los
novatos que se entrenan
en
el mundo laboral,
los
expertos necesarios
cuando
algo es vital.
Los
“loqueros”, sanitarios,
los
que barren nuestros barrios,
los
que entrenan en gimnasios,
tantas
clases de trabajos.
Ya
no quiero ser prolijo,
y
os dejo en vuestra mano
la
valía que demuestre
un
oficio más humano.
Vocaciones
y aventuras,
desde
niño travesuras,
hoy
yo quiero esto ser,
sabe
Dios si lo seré.
Ningún
oficio es indigno,
desde
el pobre al más rico,
todos
cuentan en verdad
si
queremos progresar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario...