Otra
Navidad llega, pronta, a encandilarnos en nuestros hogares. De nuevo los
reencuentros familiares, los afectuosos saludos protocolarios y las buenas
intenciones de cara al año que se acerca. Christmas digitales inundando las
redes sociales, y las plataformas de telefonía móvil, elaborándose una telaraña
inextricable de audios e imágenes de la más variada índole. Las cenas, ágapes
en la mayoría de casos, desembocando en borracheras emocionales el día de
Nochebuena. Y el día de Navidad profuso en villancicos a través de los canales
de televisión, más programas y/o películas orientados al cristianismo católico.
Todo ello aderezado con los aguinaldos que recitan los pequeños en busca de la
gratificación dulce, o, por qué no, de un modesto dinerito.
Otra
Navidad que refulge, desigual, en los rincones del planeta más inhóspitos.
Guerras, catástrofes, persecuciones, enfermedades, son calamidades que no por
ser estas fechas cesan en sus estragos.
Otra
Navidad en la que cuenta el calor del entorno, la amistad, el amor, la familia,
para abrigarnos con inestimable aprecio.
Otra
Navidad en la que se intenta seguir vivo, con cierto ritmo vital, deparándonos
nuevas fuerzas y energías tras afrontar nuevos retos, o mantenernos en alerta
ante situaciones de urgencia y/o gravedad.
Otra
Navidad con un clima moderado para la época, en la que se espera haga el frío
habitual. Puede nevar, o no, haciendo que estas fechas se ajusten, o no, a los
cánones folclórico-navideños preestablecidos por excelencia.
Otra
Navidad de excesos, o de carencias. De alegrías y tristezas. De regalos, o de,
en su ausencia, afectuosos reconocimientos.
Otra
Navidad de vacaciones escolares, de permisos laborales, de cenas de empresas,
de resfriados, de gripes, de dar por saco.
Otra
Navidad, en fin, que traerá un año nuevo: día primero festivo, y día de Reyes
dulzón y pueril, reencontrándose uno mismo en su infancia pretérita a través de
los hijos y/o familiares más cercanos.
Otra
Navidad que no nos tocó el Gordo. O sí. Otra Navidad para recordar, ojalá. Otra
Navidad en la que seguiremos unidos como conjunto de la humanidad y como hijos
de Dios. Como mundo que, aunque rocambolesco, no se deje tirar al lodo del
caos. ¡Feliz Navidad! Hasta otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario...