Soledad
en la bruma, soledad al amar,
entre
todo el bullicio, entre tanta ansiedad.
Soledad
hecha a trozos, cada día al pasar,
sin
hallar el reposo, y al echarse a llorar.
Soledad
en el desdoro, en la integridad,
en
el juicio y decoro, al pararse a pensar.
Soledad
que tan mal sabes en el hogar,
soledad
que traspasas de la casa el umbral.
Soledad
rutilante, soledad visceral,
que
enloquece y aturde, al llegar a una edad.
Soledad
hecha a pulso, de huir y escapar,
de
miedosos rencores, de colores sin más.
Soledad
del intruso, del huésped que va
a
encontrar en el lujo la gran tempestad.
Soledad
no querida, contra la voluntad,
obligada,
asumida, espetada a hartar.
Soledad
malquerida, que en ti es pesar,
bloqueada,
excluida, cuando quieres hablar.
Soledad
que se rompe al ponerse a jugar
el
hermano que al otro le invita al final.
Soledad
de mentira, soledad de verdad,
de
cristal, de injusticia, de notable obviedad.
Soledad
vete lejos, no regreses jamás,
no
me arrugues el cejo, esfúmate ya.
Soledad
ya pasada, soledad por pasar,
que
en ti tú dominas, que no es de extrañar.
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