Virgen
María, que amable miras
desde
la imagen que hago mía.
Virgen
purísima, de Dios su Madre,
del
Cielo Reina de buen semblante.
Santa
María que yo confesarte
en
mi mutismo es tú perdonarme.
Virgen
purísima a ti alzo la faz
e
inclino mi yo a tu cierta beldad.
Santa
entre santas, cura de males,
Recta
en el Cosmos, sin vanidades.
De
amor es su toga, de fuego su carne,
sus
ojos de perlas, de luz es su sangre.
Reconduce
lo turbio, limpia no en balde,
haz
de nosotros personas afables.
Yo
te proclamo ser la más grande,
hecha
de amor, perdón y amparo.
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