martes, 9 de junio de 2020

ESTE MUNDO

Este mundo, tan ruidoso, tan disparatado.
Este mundo, que a la menor oportunidad te arrumba, te orilla en la penumbra.

Y a nosotros, los que padecemos algún problema psico-espiritual, ¿acaso se nos trata con decoro y respeto?

En este mar de rivalidades, en esta sinrazón de locuras y esperpentos, somos acribillados, como los que más, a juicios sumarísimos, los que, por una razón u otra, flojeamos en nuestro carácter.

Encima los familiares nos embuten una presión para que salgamos a flote, y yo no digo que no tengan razón, pero vaya maneras, algunas, y vaya métodos, otros.

No nos queda otra, a los que nos hemos quedado rezagados y malparados, que verlas venir, capear temporales y soportar granizadas estoicamente.

Qué mejor solución que una metódica abnegación, un resuello tranquilo y unas esperanzas mansas.

No podemos ir machacando como nos machacan, o sí, pero nos tendríamos que atener a las consecuencias de nuestra tozudez.

Los que estamos en la fase de la dependencia debemos abocarnos a nuestra dignidad asertiva.

No desesperemos, pues, y sigamos con nuestros hobbies, nuestras ilusiones, y no dejemos que la tirantez de los demás nos irrite. Por nuestra salud y por nuestra integridad.

Y hagamos, colectivamente, el sindicato de las emociones controladas: aquél que dé fe de nuestras capacidades y fortalezas más positivas.


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