Esta tarde de junio
me asomo al balcón de mis recuerdos, allá donde están depositadas las vivencias
pasadas en el Centro de Rehabilitación Psicosocial y Laboral de mi localidad,
Consuegra.
Y emocionado, cojo de
mi escritorio una cajita que contiene unos papelitos: en cada uno de ellos se
describe una de mis fortalezas, concienzudo análisis llevado a cabo por el
equipo de profesionales del CRPSL en su día, y esto me eriza los vellos de la
piel encarnada, a la par que me da ánimos para continuar en el trasegar
existencial.
Los papelitos, las
fortalezas, implican que somos personas óptimas, con puntos fuertes, y que ahí
es donde la perspectiva vital se vuelve más idónea.
Mi principal
fortaleza, SABIDURÍA Y CONOCIMIENTO, ADQUIRIR NUEVAS HABILIDADES Y LLEGAR A
DOMINAR NUEVAS MATERIAS Y CONOCIMIENTOS; TENDENCIA CONTINUA A ADQUIRIR NUEVOS
APRENDIZAJES POR CUENTA PROPIA O A TRAVÉS DEL APRENDIZAJE NORMAL, me despierta
en esta tarde de junio vivos recuerdos de espíritu esperanzado, en
contraposición a la apatía sentida a antes de abrir la cajita de las
fortalezas.
Otras tantas
fortalezas se suceden en el recipiente, mas por no pecar de exhibicionista, y
por no querer extenderme en puntos dados en demasía a una vanidad malentendida,
omito referirlas.
Subrayo, sin embargo,
cómo en el CRPSL se me evaluó con un informe donde yo podía detenerme a
analizar estas cuestiones, valorando así mis fortalezas tras unos cuestionarios
pertinentes.
Del CRPSL, ahora a
distancia, se hace hincapié en el uso grupal de las tecnologías que nos
conectan entre nosotros. De esta manera se aborda la actualidad que nos ocupa a
los usuarios del Centro de Consuegra. Materias tales como la Seguridad en
Internet, o aspectos relativos a cómo nos encontramos se manejan en esas
sesiones.
Poco más que citar de
esta tarde de junio. La cajita de las fortalezas estará siempre ahí, próxima a
mi corazón.
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