La guapura o la
feúra,
es igual que la
escritura,
se valora con el
alma,
intuyendo su
hermosura.
Ser hermoso es ser
grato,
ser amable y con
cultura,
con la risa y la
ternura,
con la charla muy
madura.
No tan bello el
caradura,
engreído y sin
dudas,
que mal habla y
censura,
con veneno y sin
cordura.
La belleza no es
visible,
con la vista
oportuna,
encontrarla cuesta
más,
que ojeando las
figuras.
No ser bello siendo
hermoso,
es posible en los
curas,
que nos hacen
distinguir,
la bondad de las
criaturas.
Si coinciden la
bondad,
con el cuerpo sin
fracturas,
es dichosa la
fortuna,
muy valiosa
tesitura.
Si al contrario es
lo opuesto,
y se juntan feas
púas,
con un alma algo
impura,
juzgue Dios su
apostura.
La belleza o la
feúra,
concepciones que
evalúan,
nuestros ojos
caprichosos,
nuestras almas
inseguras.
Ser apuesto o no
serlo,
cuenta mucho en la
cultura,
a la hora del
trabajo,
como injusta
impostura.
Tanto guapos como
feos,
todos somos
criaturas,
más o menos
infelices,
más o menos
inseguras.
Ser hermoso uno
mismo,
es ser bueno en
cultura,
ser honrado con la
luna,
con el sol que nos
alumbra.
La guapura o la
feúra,
es igual que la
escritura,
cómo vistos
intuimos,
nuestras auras en la
luna.
Está muy bien. Me gusta mucho
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