La familia,
griterío, jubileo, y demás,
la familia numerosa,
orgullosa y veraz,
la familia de uno
mismo, de los otros a la par,
del destino
inexorable, de los siglos de Adán.
Los hermanos reunidos,
la familia en la paz,
nietos, tíos, y
sobrinos, y abuelos, y demás,
hacen vidas
dependientes, lazos llenos de amistad,
hacen mundo
influyente, protegido de verdad.
Madres, padres, que
se aman, y a sus hijos por igual,
marcan tantas
credenciales a la hora de votar,
hacen que el mundo
avance, y no pare de andar,
egos que no siempre
acordes armonizan por lealtad.
Genealógicos los
árboles, los ancestros que se van,
los futuros
descendientes, las historias de verdad,
las quinielas de la
vida, los amores con afán,
los amigos que se
estiman, desposorios que quizá.
Las naciones que se
mezclan, las culturas sin maldad,
hacen grandes los
acuerdos, las familias que se dan,
hacen tiempos
diferentes, nuevas eras que contar,
nuevos hijos, nuevos
héroes, y o tareas que afrontar.
Mundo interconectado
de manera digital,
mundo lleno de
abrazos, y parientes para hablar,
que se torna más
amable, más unido y liberal,
en los hitos y en
los pactos, en problemas que afrontar.
Religiones
moderadas, que se saben respetar,
hacen hombres más
sensatos, tolerantes para hablar,
menos llenos de
inquinas, más proclives a la paz,
menos llenos de
revanchas y de odios por matar.
La familia es la
base del humano liberal,
de edades diferentes
que se puedan conllevar,
del amor y del
respeto, de la cierta sociedad,
del cristiano, del
judío, islamista o neutral.
Las raíces de la
vida, de uno mismo o los demás,
se originan de
familias desde tiempo inmemorial,
de culturas o de
tribus, de la dable sociedad,
de historias conflictivas,
de naciones de ultramar.
Energías positivas
de menores de edad,
de mayores, de
ancianos, o de hermanos hacen ya,
una tierra más unida,
una tierra más global,
un poema de familia
que te pueda agradar.
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