Se aproxima la Semana Santa, en cuyo eje
esencial, el Triduo Pascual, se presagian unas condiciones meteorológicas para
este año de lo más adversas, pues el paso más o menos oportuno de sucesivas
borrascas viene siendo la tónica general ya de un mes largo a esta parte,
siendo, por tanto, pronosticable que las lluvias y el mal tiempo influyan en el
desarrollo de las procesiones de Semana Santa venideras.
Aquí, en Consuegra en particular, los
destrozos que provocó hace unos días unas ráfagas de viento intensísimas ha
traído, como consecuencia, que se tengan que valorar los daños de los molinos
económicamente, ya que de ello han precisado tras los desperfectos que la
ventisca les han acarreado, a saber: rotura de aspas, daños de cierta
consideración y peligrosidad en sus estructuras, e, incluso, el que uno de
estos molinos quedase sin su tejado pues, literalmente, se lo arrancó el
viento; y otras tantas averías derivadas del mal tiempo y trascendentes.
Consecuentemente, la entrada de acceso a
la cresta manchega se verá restringida según se planteen soluciones sobre la
mesa de cara al interés turístico que el paraje del cerro precise.
La cuantía, por lo pronto, para la
hipotética reparación de los daños originados por la borrasca ventosa se ha
cifrado en torno a los dos millones de euros.
Paralelamente España ha experimentado
otro fenómeno adverso, éste de carácter emocional, al conocerse que el niño
Gabriel, de Níjar, Almería, desaparecido durante doce días, había sido
asesinado el mismo día de su desaparición por Ana Julia Quezada. Sobran los
pormenores de este funesto suceso ya conocidos, anotando que a nivel social el
mazazo ha desembocado en la indignación
nacional de todas las clases sociales.
Y qué decir de otros asuntos que han
marcado la actualidad estos días previos a la Semana Santa de 2018. Sucintas
apuntaciones, a saber: Stephen Hawking moría, dejando un gran legado
teórico-científico; las pensiones en España, un problema de hoy, una pesadilla
del mañana; en Cataluña los políticos del “golpismo separatista” quitándose las
pulgas, ya sea exiliándose a otros países, ya sea postureando para salir lo
mejor parados posibles ante la Justicia española.
Y así un largo cortinaje de
acontecimientos locales, nacionales y mundiales que, indudablemente, alfombran
nuestros devenires vitales, y los moldean en el apodíctico encuadre mental que
a cada uno nos caracterice.
Consuegra, mientras tanto, bulle al
amparo de lo que los tiempos le depare, atónica, acaso, ante tanta insensatez
moral y humana desplegadas en el imparable correr de los tiempos que las épocas
llevan aparejado.
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