sábado, 24 de marzo de 2018

UNA TARDE DE DOMINGO


Una tarde de domingo,
afectos, paisajes, recuerdos, olvido,
la fe inefable, el tren que se ha ido,
la sola planicie de mí en tu oído.

No sé a qué agarrarme,
no soy positivo,
los tantos proyectos ahora vacíos,
el sol y el cielo que son mis testigos,
mi encierro constante un claro castigo.

Mis padres ya viejos,
mi suerte un cobijo,
mi casa mi fuerte,
mis versos mi sino.

Errado he yo mucho,
chaval excluido,
y ahora yo veo
lo que he merecido.

Las letras mi amada,
el tongo que vivo,
y solo yo pienso
lo tonto que he sido.

Y ahora yo quiero
ser tu amigo,
cercano o lejano,
legal o prohibido.

El ocio que tengo
en casa ahora mismo,
lo paso pensando
como un suspiro.

La tarde es esta
que anhelo sea otra,
que alegre mis penas
y sienta que vivo.

Yo frente a las teclas,
tú tiempo y testigo
de esta congoja
que ahora te escribo.

Ahora el cielo
me hace su amigo,
y mezo mis penas
al sol vespertino.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario...