Esta tarde de lluvia me impele a escribir animadamente sobre algo que puede parecer una nimiedad a simple vista, pero que se me repite con tal frecuencia que yo ya le asocio un “halo sobrenatural”.
Mi vida tan hogareña, tan próxima a la escucha de la radio, o de los programas de noticias o de cualesquiera otras categorías de televisión, es decir, de lo relacionado con la escucha de sonidos, roza, como prosigo diciendo, con mi persona, una especie de familiaridad tan estrecha que me hacen peculiares los programas de tertulias. O, cuando en la radio hablan de temas dispares, a veces se cuela y solapa alguna palabra proferida justo en el instante preciso en el que por cualquier circunstancia distinta yo la pronuncio, o un “microinstante” antes, en ese juego malabárico del inconsciente colectivo o como se le quiera llamar, quedándose uno un tanto perplejo por esa coincidencia cósmica.
Esto se da muy a menudo en mi caso, puede que, porque, como decía, paso gran parte de mi tiempo en casa, pero, ya últimamente incluso yo le atribuyo algún matiz mágico que, como aficionado a la escritura, pueda llevar inscrito un mensaje implícito de seguir perseverando, como hasta ahora, en esto de escribir en verso y en prosa.
Como antes decía, esto me pasa también con la televisión. Y, además, a este respecto, me gustaría que esta situación se comentara en algún medio de gran difusión, porque, pienso, que esto se da entre mucha gente, y me gustaría conocer sus comentarios y experiencias.
Quizá parezca una nimiedad, pero puede que no lo sea. En fin, si de algo sirve este peculiar escrito a tal efecto, aquí queda. ¿Coincidencias, o algo más?
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