sábado, 24 de diciembre de 2016

LA SOMBRA DEL PECADO

En un local cerrado,
Me fijé desconsolado,
Una sombra me seguía,
Me miraba de soslayo.

Me dije algo asustado,
Dónde van esos pecados,
Que con sus negros tocados,
Me persiguen con cuidado.

Esa sombra era sombría,
Esa sombra cual regalo,
De Satán me producía,
Cierto enojo exasperado.

La guadaña de la muerte,
Refulgía entre sus manos,
Y la sombra me decía,
“cierra el pico, desdichado”.

Salgo y salgo atormentado,
Del local ennegrecido,
Que si fuera necesario,
Vendería mi castillo,
Por volar a otros ducados,
En que fuera recibido,
Con amor y sin engaños,
Y sin cuentas requerido.

Mas locura es peregrina,
Fuente de mil desgraciados,
Que aísla y aglutina,
Con fiebres y marginados.

Pero débil se acoquina,
El carácter degradado,
Y aposenta vil rutina,
Con andares descarados.

Escapar quiere el alma,
De su filo plateado,
De sus ojos luminosos,
Que recorren el espacio,
Del local acalorado,
Que en llamas es abundante,
Y en risas harto privado,
Y en aires solicitante,
De amor fresco y sano.

Mas locura es peregrina,
Fuente de mil desgraciados,
Que oprime y origina,
Virulentos atentados.

Escapar quiere el alma,
De su filo plateado,
Por salir digna y limpia,
De sucesos y altercados.

Mas locura es peregrina,
Suerte de tantos halagos,
Que quedaron en retina,
De sucesos del pasado.

Y en vivir no se termina,
Con la sombra del pecado,
Te acompaña y asesina,
Cada vez que eres malo.

Es prueba vil y mezquina,
Ir a misa y al rosario,
Y tras eso ir al mundo,
Con hielo bajo tus labios,
Y oprimir al compañero,
O matar al aledaño,
O engañar al inocente,
Con estafas y reclamos.

Que crecer sea doctrina,
Y envidiar algo pasado,
Que se acabe la insulina,
De la sombra del pecado.

Que gozar no sea un lujo,
Y vivir algo sagrado,
Que la sombra no amenace,
Con el paso de los años.

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