domingo, 6 de noviembre de 2016

3 DE NOVIEMBRE DE 2016



Las dos de la mañana. Toca escribir porque no puedo dormir.

Como consecuencia de quererle quitar la corteza a un trozo de queso curado, el que ha sido curado en salud he sido yo.

Me he hecho un corte con el cuchillo, y, vaya que es un contratiempo. No me duele, pero estorbar, me estorba lo suyo, y, menos mal que ha sido en la mano izquierda, su dedo índice, en la última falange en concreto.

Estos últimos días resultan preocupantes en Italia; varios seísmos han sacudido a Roma y sus proximidades, dejando a su paso daños más materiales que personales. Mas, no obstante, muchos ciudadanos han perdido sus hogares, especialmente debido a la tipología de los mismos: zonas de viviendas antiguas, infraestructuras de carácter histórico, y, derrumbes en cuantía, por lo tanto. Terremotos y réplicas que vuelven a sacudir los ánimos de miles de italianos, no salidos del susto de otros temblores de hace pocos años, en los que alrededor de trescientas personas perecieron.

El presidente Mariano Rajoy, investido recientemente él con su gobierno, juró este lunes pasado ante el rey Felipe VI la lealtad a que se somete por tal motivo.

Aquí en España, prosiguiendo, el cisma del PSOE debido a la disensión de los quince o dieciséis diputados que votaron no a la investidura de Rajoy da que hablar. El resto de los diputados del Partido Socialista optó por la abstención, un acuerdo que ha posibilitado el gobierno por mayoría simple del Partido Popular.

Y es que, el Congreso del sábado pasado sirvió de columpio a personajes como el diputado de Esquerra Republicana de Cataluña, Rufián, en el denuesto gratuito al Partido Socialista ante la destitución que provocó la dimisión del secretario general del mismo, Pedro Sánchez. Rufián, haciendo gala a su apellido, vertió, parece ser, su indignación porque el PSOE “le regaló” la presidencia al Partido Popular con su abstención en la segunda votación de la sesión de investidura recientemente celebrada a favor del PP.

También arde la actualidad en Mosul, porque las fuerzas de la alianza internacional están recuperando el acceso a la zona que servía a Daesh como parapeto estratégico y logístico. Es decir, intentando despojar a los yihadistas radicales de su “centro de operaciones” principal.

Y el candidato y millonario Donald Trump continúa haciendo campaña en su fervor por conseguir llegar a la presidencia de los Estados Unidos.

A su favor cuenta con que su adversaria, Hillary Clinton, sotierra un historial belicista y económico reprochables éticamente; ciertamente por cómo manejaba el tema del conflicto de Oriente Medio su país. Además de los pingües beneficios que, junto a su marido, obtenía de conferencias y demás asuntos poco claros y dados a conocer a la luz pública.

Y, en su contra, Trump arrastra un pasado poco edificante en sus declaraciones televisivas; y en sus “escarceos amorosos”, digámoslo así.

Un personaje, Trump, inquietante a la luz de los medios; quizá vilipendiado, quizá repudiado por su radicalismo conservador, y, por cómo esgrime el tema de la inmigración, infravalorando la diversidad étnica de los Estados Unidos, o, lo que es lo mismo, su racismo presumible.

Noticias todas estas que he considerado pertinente citar con mi insomnio evidente, con el corte que me he hecho en el dedo índice de la mano izquierda al quitarle la corteza al maldito queso. Y, así, termino de escribir, anonadado con tantos “rufianes”, catástrofes y demás politiqueo militante.

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