Amistad,
amiga mía,
no
te ofusques, sé leal,
amistad,
amiga mía,
no
te trueques en voraz.
Amistad
en la familia,
amistad
en la verdad,
amistad
que te conquista,
que
te quiere ir a más.
Amistades
compartidas,
amistades
de tu edad,
amistades
sin manías
que
te hagan oscilar.
Amistad
en lo terreno,
en
lo hondo del altar,
los
esposos y sus sueños
que
se quieren respetar.
Amistades
convenientes,
amistades
con la paz,
amistades
influyentes,
que
te hacen prosperar.
Amistad
a nuestro Cristo,
a
la Virgen Celestial,
a
lo puro, lo intangible,
lo
que haya más allá.
Amistad
contigo mismo,
con
tu alma sin maldad,
a
los íntimos amigos,
a
tu peña y ciudad.
Amistades
peligrosas,
que
te hagan arriesgar
en
lo físico tu cuerpo,
en
la psique tu moral.
Amistades
de tu infancia,
del
colegio escolar,
de
primeras experiencias
en
la dada sociedad.
Amistades
que te llenan,
que
te quieren de verdad,
amistades
verdaderas,
para
siempre, con bondad.
Amistad
sobrevenida,
sin
pensarlo, casual,
que
te hace más persona,
que
te puede consolar.
Amistades
en la vida,
en
la tierra donde estás,
en
lo íntimo, en lo bueno,
en lo sano y crucial.
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