¿Causa nuestros males tanta libertad,
tanta indolencia, tanta deslealtad?
Sano magisterio es administrar,
es saberse dueño de tu voluntad.
No invocar avernos es difícil ya,
cuánto más nos cuesta la “Divinidad”.
Fiel a tus creencias miras más allá,
ves mejor el cielo, y tu voluntad.
Más o menos bueno, fiel a “tu Jehová”,
ganas en conciencia plena autoridad.
Mundo inmodesto “déjate llevar”,
al humano deja de hacerle errar.
El Dinero manda, nos hace llorar,
y obnubilados le adoramos más.
Cruel encrucijada, Tierra tan global,
con el consumismo yendo a deparar.
Guerras de personas, de pura maldad,
de suaves lisonjas henchidas de mal.
De suaves socaires nos llena Satán,
nos hace tan torpes tal “fuelo” Adán.
Manzanas briosas, edenes sin más,
peligros y cosas que hacen pensar.
¿Causa nuestros males tanta libertad?,
¿o ello es el fruto de la vanidad?
Serse precavido, no picar sin más
en los entresijos de la variedad.
Fiel a tus creencias mira más allá,
no tropieces tanto por curiosidad.
Nadie es perfecto, ni su Majestad,
ni el que dice esto, Dios del hombre ¡quia!
Mira el respeto, ley grandiosa tal,
en la convivencia, en el bienestar.
Sólo el Cielo sabe lo que llegará,
deja (de) ser juguete de tu voluntad.
Es la vida sana en el comportar
la mejor manzana contra Satanás.
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