Que la música nos llena,
no te voy a discutir,
de alegrías y de penas,
y de sueños por vivir.
Jazz,
flamenco, reggaetón,
hip hop,
heavy, rock and roll,
a las masas que admiradas,
les llegó esta ilusión,
que motiva los sentidos,
que elimina el malhumor,
que nos cura de los males,
de los males del amor,
les dirijo estas palabras,
de poeta cantautor.
En la historia de humanos,
de ancestros recordados,
en papel, en instrumentos,
que quedaron bien grabados,
no se eluden contratiempos,
de sucesos del pasado.
El silbido es amigo,
al compás de melodías,
el silbido bien nacido,
de alegres sintonías.
Añoramos unos pocos,
las canciones populares,
y otros pocos se decantan,
por cantar en navidades.
De cuerda hay instrumentos,
de viento el saxofón,
de voz algunos cuentos,
el tambor de percusión.
De febriles amoríos,
se nos cuentan sin pudor,
aventuras del destino,
en sonatas del “copón”.
Clásica revolución,
el usar magnetofón,
pues supuso un invento,
clave de toda canción.
Edison que fue el genio,
que negocios propició,
que de todos conocidos,
le debemos su labor,
el grabarse los sonidos,
causando revolución.
Y esos bailes que agudizan,
nuestra imaginación,
el pedir a tu pareja,
el bailar en el salón,
de tu casa, de verbena,
de jolgorio sensación,
de las letras que compuso,
ese genio cantautor.
Lágrimas que no evitamos,
si nos rompen el tambor,
de la vida que vivimos,
de la vida su canción.
Músicos que acogieron,
sensaciones de su tiempo,
se valoran con denuedo,
sus cantares lastimeros,
en el hoy tan alocado,
presente de nuestros viejos.
Sin embargo despreciamos,
si en ello nos fijamos,
la belleza de cantar,
los cantares desfasados.
Los “piratas” nos acercan,
tímidos cual zarigüeyas,
elepés de los artistas,
cotizados de la Tierra.
Y en resumen yo concluyo,
que vivir es un orgullo,
que la música armoniza,
con las notas sus estudios.
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