Agua cristalina,
de ese lloro, de esa niña,
agua cristalina,
que enturbia tus retinas,
agua cristalina,
calma sed de estos días,
agua cristalina,
que angustia alegrías.
Hiela mares y solares,
hiela cuentos y altares,
hiela cielos suntuosos,
calma fuegos y maldades,
calma infiernos que abrasan,
calma iras que traspasan.
Los llantos de mi niña,
me golpean, me asesinan,
en el corazón inquieto,
que me late, me palpita.
El agua cristalina que,
se vierte cada día,
humedece los humores,
y edulcora los sabores,
si te llegar al lugar,
al poder empatizar,
con los llantos de mi niña,
en ese su lugar;
valores, problemas, riñas,
disgustos, embustes, risas,
miscelánea de emociones,
que el amor hace aportar,
caricias con compañía,
parejas en el altar,
vivencias de todo tipo,
creación de un hogar,
familia que más o menos,
se pueda bien conllevar.
Agua cristalina,
de ese lloro, de esa niña,
agua cristalina,
abre ojos y respira,
es el oro quien envidia
el valor de la familia,
es la plata poca cosa,
frente a nuestras caricias.
Los llantos de mi niña,
me enternecen, me aniquilan,
en el viejo corazón,
que me late y me palpita.
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