Chispeante y radiante cada día que amanece,
chispeante y radiante la aurora se somete,
bajo el cielo legañoso, bajo luna que promete,
sueños vivos que ocultar, y otros tantos a su muerte.
Aurora que alegras a los campos, a las gentes,
que a mí vida me das con tu rosa fluorescente,
dame fuerzas cada día en llevar cuitas de frente,
no recuerdes las nostalgias, y así no las lamentes.
Mañana refulgente no deslumbres a indigentes,
y sí iguala gentes, y sí ampara mentes,
equilibra los bolsillos, las cabezas y los dientes,
otórganos remedios que nos curen y alimenten.
Mediodía de los pueblos de Castilla y adyacentes,
revive la armonía que antaño fue evidente,
del “campo del Quijote”, del “Sancho inocente”,
de paz que en la Tierra fuera otrora su ingrediente.
Y en esto yo concluyo fiel amigo, gran creyente,
revive cada día con el sol que amanece,
que vida es alegría si tu mente lo comprende,
que muerte es un paso a otra vida inminente.
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