sábado, 26 de noviembre de 2016

VIAJE A SEVILLA Y BADAJOZ

Domingo de amores,
viajando a Sevilla,
mis padres ansiosos,
corriendo deprisa.

Grupo en marcha
hace salida,
va a ver mundo
en unos días.

Cincuenta y uno
somos pandilla,
Juan quien conduce,
Marian la guía.

San Valentín
es nuestro día,
en que llegamos,
y acoplamos con armonía,
en un Hotel que lo valía,
organizando expectativas.

El lunes en Écija
vimos tesoros,
balcón de una casa
largo y angosto.

Oneroso ornato
de Santa María,
retablos muy bellos,
belleza en cuantía.

Vimos también caballeriza,
otrora Real, ahora para turistas.
Subimos tras ver patio primero,
y vimos mosaicos valiosos y buenos.

Y vimos museo, y vimos fragmentos,
de romanos y profanos,
de cristianos y de ateos.

Bella amazonas, joya de Écija,
por ser diosa pagana,
de inhóspita época.

Écija, en fin,
torres y alma,
pasión de sentir,
fe que proclama.

Por la tarde en Carmona
recorrimos su Alcázar excelso
de la Puerta de Sevilla,
subiendo torres
que nos daban aire fresco.

Y bonitas fotos,
bonitos panoramas,
el pueblo de Carmona,
sus casas blanqueadas.

Atravesamos calles varias,
y llegamos a la plaza,
y también tomamos algo
en un parador de cierta fama.

El tiempo pasa y pasa,
y nos vamos de regreso
al hotel que nos aloja,
al hotel Sevilla Congresos.

Tras tanto “galopar”,
yo me termino durmiendo
una siesta en mi cuarto,
que me sirve de refuerzo.

Martes yendo a Sevilla,
capital de la provincia,
sus jardines maravillan,
catedral, Plaza (de España)
no chica.

Una Plaza de España,
que no peca de sencilla,
grande y amplia, puenteada,
y adornada a la vista.

Catedral es de Sevilla
un emblema y un tesoro,
que se guarda y custodia
con sigilo y con decoro.

Mucha gente peregrina
visitamos sus recodos,
y guardamos los recuerdos
de sus vistas con las fotos.

Santas Justa y Rufina
fueron mártires y santas
que a leones amansaron
cuando a ellos se dejaron.

Y el martes por la tarde
quien quisiere en barco ir,
lo podrá haber probado
por el río Guadalquivir.

Y quien haya elegido
decantarse por tablaos,
esa tarde mismamente
los podrá haber “pisao”.

Toca el miércoles mudarse
la cuadrilla a Extremadura,
dirigiendo nuestro rumbo
hacia Zafra con premura.

Un convento “se nos abre”,
se nos citan los tormentos
de las monjas de clausura,
de martirios de otros tiempos.

Una joya me impresiona,
“lignum crucis” allí expuesto,
de valor incalculable,
inefable en su precio.

Las pinturas religiosas,
los pasillos del convento,
el comprar a esas monjas,
de sus manos algo tierno.

Y en Zafra bien comimos
los garbanzos con chorizo,
y nos fuimos a otro pueblo
muy famoso por sus vinos.

Ése era Almendralejo,
apañando bien la tarde,
visitando a la par,
plaza de toros que le vale.

Buena tierra Almendralejo,
de poetas de revuelo,
cual Espronceda es un ejemplo
de los grandes de los tiempos.

Y a Mérida llegamos,
y allí nos ubicamos
en el Hotel Velada,
a lo clásico ambientado.

Llega el jueves y nos llevan
a la “Mérida Augusta”,
a las zonas destacables
de vestigios importantes.

Desde un templo impresionante,
al teatro admirable,
reformado al aire libre,
para todo visitante.

Y llegamos al Museo
meridense que se precia,
para ver en sus vitrinas
los objetos allí puestos.

Y mosaicos y estatuas
encontrados con el tiempo.
Hasta hay un esqueleto
explicado al efecto.

Por la tarde quien quisiere
habrá ido a la alcazaba,
en el jueves en que escribo
esto mismo con palabras.

Viernes que vamos a Badajoz,
duques de Feria, nobles de antaño,
gran catedral, valiosos cuadros.

Urbe que bulle y va funcionando,
plazas alegres, gentes andando.

Y por la tarde a Olivenza
quisimos ir con entereza.
Su torreón es su estrella,
es su museo y fortaleza.

Los utensilios y los aperos,
los muchos trastos
de otros tiempos
se nos mostraban y enseñaban
organizados en departamentos.

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