domingo, 13 de noviembre de 2016

VIDA Y MEDIA

Tarde que llueve con brío, me trae fuertes escalofríos.
Vida agitada en mi interior, exalta recuerdos y emociones,
que dormidos yo creía, de amor, de gozo, de alegría,
de odio, de rencor, de melancolía; mescolanzas arbitrarias,
victorias de mil batallas.
De pequeño niño bueno, buenas notas, buen empeño;
chico majo me decían, “chico listo”, mi mamita.
Crece y crece el muchacho, tímido, alto y con garbo.
Hace amigos y compinches, mas de ellos sólo algunos,
le serán fieles tunos.
No se sabe defender, pero se le da muy bien leer.
Es torpe en triquiñuelas, mas es hábil en las cuentas.

Llegando la adolescencia, el trabajo en la huerta,
y agobios miles a mi cabeza, “madre mía”, me decía,
donde voy no soy querido, pues me aparto del camino;
años y años de terapia, resultado han aportado,
a este espíritu machacado.
Mas soy asustadizo, y nervioso si es preciso.

Los años van pasando, y con ellos me alegro,
de conocer a buena gente,
que respetan y a quien yo respete.

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