Miedo exacerbado que me sigue con guadañas; miedo
exacerbado que recorre mis entrañas; mito legendario de placeres acabados; mito
legendario de placeres amargados.
Refugio de placeres reprimidos; refugio de alegrías y
cariños.
En la noche negruzca se cobijan los miedos y pesadillas
malditas.
La enfermedad se confunde con el silencio nocturno en una
agonía siniestra, muda.
Cuerpos deformes con sombras quejumbrosas, cuerpos deformas
con formas achacosas.
El temporal de invierno sacude implacable a gentes sin
saber dónde resguardarse.
Se percibe el ronroneo del gato que maúlla por las calles;
se torna en lastimero aullido que reclama pareja, y con rivales a alaridos
detonantes.
Los perros callejeros ladran y furtivos las huertas
recorren. Se estremece el espíritu sensible sobrecogido por horas de muda
conversación con uno mismo.
El hogar pace silencio. El estudiante aguza su ingenio. El
panadero amasa la masa. El grifo gotea al barreño. El niño solloza en sueños.
El padre se torna en medio. La madre suspira ansiosa. La hija le llama gangosa.
Los novios esconden misterio. Los viejos exhalan risueños.
Dormitan los peces; los ríos le dan su oscuridad iluminada
al agua helada. El ladrón acecha la finca. El cementerio acalla su risa. El
búho y las lechuzas se ponen de acuerdo en volar y comer los bichejos.
Nocturnidad que congelas la marcha del humano que palpita
en letargo. Buenas noches criatura, sueña que la vida es sueño…
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