domingo, 28 de abril de 2013

Cielo estrellado


Cielo estrellado que adornas el orbe,
Responde a los ruegos del necio insomne,
Que te interroga tras la medianoche,
Con nanas de niño, con sueños de conde.

Eleva esos ruegos hacia el horizonte,
No bajes los ojos, muestra tus resortes,
De reloj antiguo de linaje noble,
Que oculta misterios tras sus viejos moldes.

Signos del zodiaco, signos de reproche,
Que escondes futuro sin saberse dónde,
Esa vía láctea galaxia compone,
Con notas de solfa espiral enorme.

Tras tus negros velos asiente conforme,
El torito bravo, la libra, el cofre,
De inciertas fortunas, de varios renombres,
Cual Piscis, cual Leo, cual bravo Quijote.

En tus ojos viejos las constelaciones,
De girar no paran, de luz en las noches,
No apagan sus luces, y sí vahos nobles,
Exhalan risueños cuentos de ilusiones.

Misterios lejanos esconde el arcano
Rey de las estrellas, rey del mar lejano,
Del Dios creador sabio y veterano,
Que creó la Tierra y el vasto espacio,
De tus ojos negros y tus suaves manos,
Que son de envidia objeto malsano.

El grillo que canta durante el verano,
Sus alas agita, sus patas y el rabo,
Y excava su cueva, y respira sano,
Olores de hierba, olores de campo.

Búho taciturno que vuelas muy alto,
En tus ojos grandes me veo reflejado,
Y asiento solemne todos tus halagos,
Y caprichos caros de muchos ducados,
De juegos pueriles, de actos mundanos,
Que aspiran ser reyes del cielo estrellado.

Frío de otoño, frío de invierno


Frío de otoño, frío de invierno,
que mata las hojas y brotes pequeños,
de plantas caducas, de sueños extremos,
quemando la sangre, nublando el tiempo.

Frío de otoño, frío de invierno,
no cierres los ojos de los abuelos,
evita tragedias con pan de centeno,
inverna las hambres y malos recuerdos.

Frío de otoño, frío de invierno,
trae buenas nuevas con buenos alientos,
refuerza con hijos a esposos manchegos,
deshaz de penurias los cuerpos enfermos.

Frío de otoño, frío de invierno,
recubre de nieve los vastos desiertos,
anega los ríos y haz de consuelo,
con la navidad a niños y viejos.

Frío de otoño, frío de invierno,
alegra las mentes con rostros serenos,
alumbra de estrellas los cielos terrenos,
recoge las risas con ojos risueños.

Frío de otoño, frío de invierno,
las cosechas no hieras con tus fríos hielos,
respeta olivares de viejos manchegos,
mantente alejado de sus brotes tiernos.

Frío de otoño, frío de invierno,
de tristes pesares celebra entierros,
de gentes sin casa no mates los sueños,
de hijos sin padres destruye lamentos.

Frío de otoño, frío de invierno,
repón de luceros al cielo manchego,
acoge sin miras al solo y enfermo,
adopta los hijos que rezan tus credos.

Frío de otoño, frío de invierno,
no incumplas los pagos de honestos obreros,
alivia sus quejas y cumple sus ruegos,
protege sus hijos con amor y celo.

Frío de otoño, frío de invierno,
los pueblos adorna con proyectos nuevos,
con fiesta y cava rehaz los encuentros,
inspira al poeta que piensa tus versos.

Frío de otoño, frío de invierno,
empieza alegre el año nuevo,
repón los bolsillos con buenos dineros,
no mates los versos de este manchego.

Frío de otoño, frío de invierno,
de ti me despido con versos certeros,
alegra la mente con rostro sereno,
a este poeta autor de tus versos.

jueves, 18 de abril de 2013

Poema crítico


En un pueblo alejado,
Del estrés y los enfados,
Viven gentes diferentes,
Inmigrantes y emigrados,
Forman largas corrientes,
De viajes intrincados,
Por el ahorro aclamado,
Del vigía garantizado,
Sin robar ni ser robado,
Del oficio de sus manos.

La Guardia Civil del pasado,
Con brochas despreciada,
Pintaba ley elocuente,
Sin serla reprochada,
Por la España muy caliente,
De antaño antepasada,
Pues la guerra fue muy dura,
Y el hambre acuciaba.

La libertad en este presente,
Roba, mata, veja hiriente,
Al señor civilizado,
Si descuida su cartera,
Su honor o sus ducados,
Con castigos permanentes,
Pues las leyes son de humo,
Y las penas de cigarros.

Los derechos de los menores,
Ambiguos muestran su faz,
El papel de la mujer,
No se queda atrás,
Los autos y los camiones,
Con muertos en accidentes,
Impunes muchos delitos,
Con justicia excelente.

Las leyes del ciudadano,
Ya no importan al Estado,
La dignidad del Inocente,
Es un mero vocablo.

En casos desestimados,
De seguridad en los tejados,
El peón joven, el soldado,
Con su vida demacrada,
Cual si vil sirviente fuese,
Bajo tierra ha acabado.

La estafa al inocente,
En España es evidente,
La picaresca no cesa,
El malhumor se incrementa.

Las elecciones generales,
Cubren con elegancia,
La ambición entre oponentes,
De gobernar con descaro,
Al ciudadano impotente,
Con respeto inusitado,
Cual si fuese su sirviente,
Por el voto anhelado,
Con el interés subyacente,
De ganarse un sueldazo.

Don dinero siempre impone,
En ganar las elecciones,
Mas el poder existente,
Sufraga contracorrientes,
Vivienda, paro, IVA,
Estrujan al desgraciado,
De esta forma evidente,

Dios nos pille confesados,
Nuestros hijos preparados,
De esta jungla de engaños,
De un país desarrollado,
Que pedir no sea corriente,
Y los derechos y los deberes,
Sean bien encomendados,
Sean bien asimilados.

domingo, 7 de abril de 2013

El Sueño


En el sueño componemos imágenes pasadas,
uniendo fantasías y miedos de las almas,
en un batiburrillo de pasiones demarcadas,
de las horas de vigilia que quedaron atrapadas.

En el sueño somos todos inocentes camaradas,
impotentes duendecillos jugando con cierta gracia,
a ser magos elocuentes con la magia descarada,
liberado dictador, libertado entusiasta.

En el sueño cavilamos locas y cuerdas pasadas,
en el sueño amparamos a doncellas en sus casas,
y volamos por los aires sin aviones verbigracia,
cuales magos increíbles, cuales ángeles sin alas.

En el sueño desplegamos los valores y las causas,
que en la vida reprimimos por razones destacadas,
por los miedos, por recelos que evitan las desgracias,
signos buenos de salud del que sueña en madrugada.

En el sueño reponemos energías desgastadas,
en el cuerpo se relajan las tensiones de jornadas,
de trabajo, de estrés, de temor acumuladas,
y vigor al mismo dan con el sol de la mañana.

En el sueño somos dueños de hacer las payasadas,
que en el día no hacemos por vergüenza dominada,
sin temor al qué dirán, con valor y artimañas,
con la fuerza y vigor del que libre se ensaña.

En el sueño yo te cuento eres mago y calavera,
a veces obras bien, a veces sin mollera,
a veces eres rey del país que tú deseas,
a veces eres reo de un infierno sin fronteras.

A veces en el sueño pesadillas se nos cuelan,
por los miedos del pasado, por los nuevos que aterran,
por lo frágil de uno mismo frente a todo el planeta,
por lo débil del humano en el mundo, en la Tierra.

En el sueño de los niños la ternura se fomenta,
en el sueño ya adulto la franqueza es la meta,
y en el sueño muy maduro son las canas y cometas,
las que a Dios conducirán, con almas sempiternas.

En el sueño de la Paz se erigen los Tratados,
en el sueño de la Guerra los Conflictos y Altercados,
en el sueño del olvido nos dormimos del pasado,
y en el sueño del recuerdo revivimos lo agradado.

En el sueño navideño en familia nos holgamos,
en España en Nochebuena el reencuentro es sagrado,
y en el día veinticinco el sueño de los niños,
frente a un árbol se celebra con regalos y cariño.

Y el sueño en Nochevieja se acorta y pospone,
esa noche algarabía con las uvas presupone,
con el sueño aplazado recibimos nuevo año,
con el cava y champán y la música bailamos.

Y el sueño de los reyes, de los reyes tan lejanos,
a los niños alboroza con la entrega de regalos,
esos Reyes de Oriente, esos los Reyes magos,
con el sueño navideño, con Jesús el soberano.

En el sueño amigo mío, en el sueño yo acabo,
por decirte duerme bien, sin temor ni sobresaltos.