jueves, 31 de agosto de 2017

MI AUTOESTIMA



Yo mismo me delato, yo soy mi gran amor,
yo cuido mi autoestima, yo sé decir que no.

Yo guardo esa línea de peso tan mayor
si logro atemperarme y tomo yo mi voz.

Yo me hago más maduro si el niño en mí es menor,
y hago que este mundo me acepte como soy.

Yo ando, con mi gente, ufano y veloz,
y quiero, acompañado, tener paz interior.

Tan solo uno se pierde, con alguien es mejor,
que ser tan impaciente, y tan agrio de humor.

Qué grande es mi suerte, qué suerte ser tu voz,
qué bueno el presente si sé llevarlo hoy.

No solo, sí con gente, transmito lo que soy,
y cuido mi autoestima allá adonde voy.

Qué bueno el ambiente, el lugar de donde soy,
la familia que me entiende, lo que puedo hacer yo.

Fluir con la corriente, saber decir que no,
quererse independiente, e íntegro con vos.

No todo es tan negro, la luz llega del sol,
y en ella mi autoestima halla su resplandor.

El cuerpo y la mente, la edad, el ser quien soy,
procuran esa suerte que dar al exterior.

No ser indiferente, y sí mi gran amor,
hacer que mi autoestima se eleve con mi voz.

Qué bueno ser paciente, constante a lo mejor,
y así, con mi autoestima, quererme como soy.

Y se pasan ratos buenos, regulares y peores,
y yo, con mi autoestima, regulo desniveles.

Más baja o más alta mi autoestima está a veces,
todo es tan relativo cuando adulto aún se crece.

Uno mismo es su autoestima, es su yo más interior,
valorando así su suerte y su dable emoción.


lunes, 28 de agosto de 2017

UNA Y OTRA VEZ



Una y otra vez. Repetimos los mismos errores. Tropezamos eventualmente en la misma piedra. Nos precipitamos al abismo de nuestra zafia condición humana.

Una y otra vez. Intentamos que nos comprendan. Que nuestros padres, nuestras madres, dejen de reprocharnos sus cuitas. Que parezcamos algo más valiosos para ellos de lo que están dispuestos a demostrarnos. Que el tormento y la pesadumbre familiares se diluyan, porque, hastiados, nos abochornan y nos encenagan en una toxicidad patológica.

Una y otra vez. Queremos ser mejores y salir a flote. Andamos cierto trecho despreocupados, pero, ¡plaf! el golpe que no avisa nos recuerda lo frágiles que somos. Y nos recuperamos, pero ya aprendemos a ser resabiados, a ser cautelosos, a andar ojo avizor ante próximos cataclismos.

Una y otra vez. No queremos resultar cafres, pero no somos muy habilidosos en ciertas ocasiones que sí lo desearíamos. Y, una y otra vez, repetimos los mismos errores, tropezamos en la misma piedra, nos precipitamos al abismo de nuestra zafia condición humana.

Pero llega un nuevo día, una nueva oportunidad de demostrar lo que valemos, y, sí, lo intentamos, hacemos cuanto podemos porque nuestros padres, nuestras madres, nos aprecien más. Porque dejen de amargarse tanto a sí mismos. Porque de un rayo de luz surja un brote de felicidad.

Y aun cayendo en los mismos errores, en la misma piedra, una y otra vez, coloreamos los contextos para que no nos resulten tan desoladores, tan abúlicos, y no veamos todo tan negro o gris.

Una y otra vez, intentamos que nos comprendan, hacernos comprender; pero no es fácil, porque la vida es una prueba perpetua, desde que se nace hasta el último día; y nunca sabremos con seguridad absoluta qué es esta realidad que nos circunda, qué misterio es la vida, ya que es uno de sus constituyentes y atractivos fundamentales.

Adaptarnos, eso queda. Una y otra vez. A nuestros aciertos, a nuestros fracasos, a nuestros logros, a nuestros errores. Repitiendo pautas; maravillándonos por cada descubrimiento; tropezando, a veces, en la misma piedra; precipitándonos al abismo de nuestra zafia condición humana.


jueves, 24 de agosto de 2017

LA GALERA DEL CRISTO DE CONSUEGRA



La galera ya marcha
por Consuegra y su tierra,
comitiva que pide
ofrendas manchegas.

Los del pueblo la oímos,
y salimos por ella;
la galera sufraga
pirotecnia de feria.

Con las mulas bonitas,
y el runrún de monedas,
y la gente corriente,
y los niños que juegan.

La galera ya empieza,
y sufraga una parte,
con lo recaudado,
de la feria y sus artes.

La galera transita
con calores las calles,
y el alcalde observando
todo al detalle.

Los del pueblo la oímos,
y/o salimos por ella,
y por ella al Cristo
le hacemos su entrega.

La subasta se acerca,
y el pueblo se arregla;
la galera entusiasma
y hace cartera.

Por el Cristo se pide,
por la feria que llega,
por el pueblo y su culto,
por la cresta manchega.

La carroza con mulas,
el runrún de monedas,
la limosna otorgada,
la galera de veras.

La galera ya marcha
por Consuegra y su tierra,
por sus calles y plazas,
por las fiestas que llegan.

martes, 22 de agosto de 2017

"QUEREMOS"



El fanatismo criminal, fundamentalista, se ceba contra unos pacíficos viandantes de las Ramblas barcelonesas en una tarde tórrida de mediados de agosto.

El terror planificado, materializado por los verdugos de una ideología radicalizada de una religión que sin adulterar no genera estos desenlaces.

La paz de un paseo vespertino tornada en unos instantes en violento atropello, en brutal embestida.

Queremos paz, sosiego, para los nuestros, para nosotros, y no queremos ceder en las garantías y derechos que nuestros antepasados, con tanto sacrificio, nos han proveído por medio de la cultura y los valores que nos han hecho llegar hasta donde hemos llegado, asentando nuestro sitio en el mundo.

Queremos ser fuertes aun siendo débiles, por eso cada día superamos problemas y afrontamos nuevos retos.

España se une en su grieta más emblemática, o lo intenta; la cuestión catalana la queremos obviar, e intentamos hacer piña en nuestro país, porque, a la postre todos somos españoles.

Queremos seguridad, garantías de protección políticas, que podamos andar sin miedo.

Queremos una nación donde la ciudadanía, es decir los ciudadanos que la componemos, pueda estar segura de sí misma y de su integridad.

Queremos que se cumpla la ley, y que no se repitan tan trágicos acontecimientos como los de las Ramblas.

Queremos, en fin, poder pasear una tarde cualquiera, una mañana cualquiera, una noche cualquiera, con nuestros seres queridos, sin temor y sin angustia.