jueves, 20 de abril de 2017

CRITICAMOS



Aquí en España criticamos por los codos,
criticamos “por la nada”, criticamos “por el todo”.

Somos muy “luciferinos”, instintivos y/o beodos,
somos muy vociferantes, somos muy sabelotodo.

Razonamos por las buenas, por las malas sin decoro,
razonamos ora tarde, razonamos ora pronto.

Contenerse es de sabios, es así en cierto modo,
mas si atacan nuestra prole embestimos como toros.

Es mi España amalgama de opiniones y recodos,
es tan rica y diversa en fracasos como en logros.

Es el mundo tan brumoso, que se pierde sobre todo
cuando vemos esas nieblas de sospechas ante todo.

Y es que la malicie empaña, y afea a lo honroso,
y es que de bueno a malo opinamos como bobos.

Los extremos no son buenos, apelando los de en medio,
cuando pueden ser ellos peores a la postre de sus medios.

Los impulsos enfebrecen con la ira hacia el otro,
mas a veces hace falta ir valiente y con arrojo.

Ser piadoso nos ensalza, serlo tonto es jocoso,
ser furioso y sin perdón si te dañan alevosos.

Criticamos la comida, o el tiempo, o los modos,
o el orbe, o la vida, como niños bochornosos.

Relativas las manías, lo objetable y lo hondo,
siendo tantas perspectivas razonables en nosotros.

No extremados critiquemos, seamos sanos y juiciosos,
no enconemos nuestra rabia, por los nuestros, por nosotros.

Esto escribo hoy tranquilo, y en ello versos tomo,
y comprendo que a veces no es cierto para todo.

Criticamos en España, en Europa, en el globo,
criticamos donde sea, más alegres, más furiosos.

sábado, 8 de abril de 2017

SER POETA

Son la risa y la ciencia
medicinas y recetas
del salubre orador,
del asceta que es poeta.

Son la lengua y el sabor
suficientes sugerencias
para bien comer y a gusto,
de quien habla y respeta.

Son las luces de mi mente
las que saben dar respuesta
a las ansias maniqueas
de la vida en mi planeta.

Son rimar en paz y a espuertas
las palabras que apetezca
una dulce sensación,
un capricho a mi cabeza.

Son la libre ideación
y las ganas unas metas
que ociosean la labor
de quien sueña ser poeta.

Y el azar una ilusión,
y las reglas muy diversas,
y los nombres y sus letras
las palabras en sí puestas.

Son la lengua y el saber
lo que uno interpreta
cuando lee emocionado
una obra que respeta.

Soy yo libre en mi huerta,
soy yo mismo exegeta,
cuando rimo sin cesar
y pretendo ser poeta.

“DE NIÑO”

De niño yo recuerdo
pintar azul el cielo,
un áureo sol luciente,
los ríos, los luceros.

De niño yo era nuevo,
un párvulo sincero,
las monjas me cuidaban
junto a otros compañeros.

De niño poco hablaba,
mi vista era fuego,
de todo algo aprendía,
pintando mis recuerdos.

De niño yo era bueno,
no malo, no avieso,
según pasaban años
crecían mis anhelos.

De niño el alfabeto
valía mi respeto,
las tablas aprendía,
leyendo fui creciendo.

De niño al campo iba,
mi abuelo me llevaba,
las huertas me aburrían,
las tierras con sus plantas.

Qué infante y mochuelo,
el niño que en mí había,
yo ahora lo compruebo
jugando a videojuegos.

Yo era tan feliz,
yo era tan pequeño,
yo era un infante
campante en mi ego.

El tiempo discurría
cambiante e inexorable,
noción de él tomaba
viviendo cada instante.

Consuegra es mi pueblo,
lo fue y lo sigue siendo,
castillo y molinos
historian su asiento.

El cerro Calderico,
secretos y misterios,
las viñas y olivares,
los padres y abuelos.

La escuela y mi casa
pinté en algún momento,
leía entusiasmado,
marcaba mis talentos.

De niño siendo vivo
corría cual manchego,
leía en mi idioma,
hacía mis pucheros.

La lengua española
amando fui en aumento,
criándome con ella
así la fui queriendo.

Pintaba y leía,
jugaba de pequeño,
un niño era yo
muy vivo y risueño.

Quería a mis vecinos,
hacía amigos nuevos,
la escuela y mis padres,
mi mundo en un pañuelo.

No olvido que aunque grande
un día fui pequeño,
un niño era yo,
un hombre ahora creo.

Soy tío con sobrinos,
poeta ya lo creo,
fui niño yo de España,
y en ella quiero empleo.

Un “niño sigo siendo”
con sueños y recuerdos,
un hombre “ya maduro”,
vecino de mi pueblo.

Pintaba con colores
los árboles y flores,
ahora ya con letras
yo pinto mis humores.

De niño fui despierto,
de hombre sigo atento
los versos que ilustren
los muchos sentimientos.

Consuegra es mi pueblo,
el mundo un pañuelo,
España un país
de Europa, resumiendo.

Yo pinto muy contento
poemas y recuerdos,
manchego de Toledo
que va llegando lejos.

Poeta sigo siendo
ya en prosa, ya en verso,
con mucha esperanza,
con rimas con acento.

No mates la alegría
del niño de tu adentro,
aun hombre ya mayor,
aun “viejo somnoliento”.

De niño yo recuerdo
pintar azul el cielo,
ser chico inocente,
vecino de mi pueblo.

UN LORITO

Érase que se era un don Juan con su lorito. Con él hablaba solo, con él no daba gritos.


JUAN: Dime, loro tan lorito, ¿por qué de mí te burlas? ¿Por qué te crees con juicio?

LORITO: Yo, el loro tan lorito, de ti me burlo mucho, y río como un chucho. Tu juicio es tu don, tú me dices, yo te escucho.

JUAN: Tú eres siempre muy amable, pero cierra ya el pico, que el gato del vecino te ve con apetito.

LORITO: Si el gato me comiera llorarías tú solito. Yo te oigo, te repito, como un loro muy loquito.

JUAN: Eres ave despiadada, no me haces cariñitos; yo que sepa “no te grito”, pero el juicio ya perdí por hablarte tan bajito.

LORITO: Eres hombre muy tontito, no me haces cariñitos, yo que sepa no te odio, pero harto ya me tienes con hablarme siempre a gritos.

JUAN:     ¡Eres caro caprichito! ¡Yo a ti te hago caso! ¡Eres cuervo no bendito! ¡Yo te amo, carajito!

LORITO: Vaya tipo tan extraño. Cuando hablo no te grito. Cuando sueño eres Dios. Si me quieres cierra el pico.

JUAN: Desde niño te crié, guacamayo, periquito. Eres bello, amiguito. Tú mi padre, tú solito.

LORITO: Juan Tenorio fue un galán, pero insisto, te repito, yo me burlo muy poquito porque yo no soy tu amada, soy un loro, ¡carajito!

JUAN: ¡Viva Dios! Mi padre fuiste, yo creía era un chiste. De tu jaula yo me ocupo, acaso algo ido, pero listo segurito.

LORITO: Vaya amo tan locuaz, ¿soy acaso yo un tipo? Soy un loro, te repito, no un humano, sí un lorito.

JUAN: Yo el juicio no perdí, y te hablo despacito. Fuiste tú mi padre siempre, no un ave ni un capricho.

LORITO: ¡Vaya amo tan pesado! Déjame de discursitos, habla a otros, carajito, que este mundo es bonito.

JUAN: ¿Tú me escuchas, te repito, como alguien en su juicio, cuando en las tardes tanto hablo de mi suerte y tu sitio?

LORITO: Soy un loro, te repito, no tu novia, sí un lorito; pero ya me haces dudar, ¿soy acaso yo un buen tipo?

JUAN: En el aire de volar tú me hablabas de chiquito: “mira y mira, tú, Juanito, déjame en libertad, no hables tanto al infinito”.

LORITO: ¿Quién más loco puede estar? ¿El don Juan, o el lorito? ¿O el orate que se aísla sólo hablando al pajarito?

JUAN: Es Maduro mi amiguito, y fue Chávez su lorito. Antes vivo le cantaba como el amo a su chico.

LORITO: Déjate de disparates, mírame con buen carácter. Soy un loro, un lorito, no tu padre, sí un loquito.

JUAN: Si me quieres tú mandar, dime loro, espejito, ¿soy acaso yo tu dueño? ¿O un humano de chorlito?

LORITO: Ambas cosas, te repito. Déjame en paz volar, habla al mundo, sé rapaz, a otra gente da el pico, que tan solo tú te pierdes en hablándome a solas. Soy un loro, no otro tipo.

JUAN: ¡Viva Dios! Grande eres, amiguito, un chorlito, un ave suspicaz, un padrastro exquisito.

LORITO: ¡Vaya el bueno de Juanito! Siempre ufano, nunca rico, algo loco, algo chico, yo su loro, él mi hijo.


Para allá está Juanito. Para acá su buen lorito. Ambos seres que se quieren, ambos fuera de su sitio.

RESPETÉMONOS

Respetar lo que otros piensan,
no sentirte dueño del planeta,
ser tolerante, no exegeta,
no el general, no un profeta.

De tus actos eres dueño,
de los de otros un consejero,
a tu gente no señales con el dedo,
que para faltas uno basta, nada menos.

Si las guerras arañan de los seres sus entrañas,
evitémoslas, que, por favor,
ya no muertes, sí mañanas.

Qué soy yo, qué la nada,
qué El Señor, qué mi alma.

Nada soy si me ignoras,
todo un mundo si me amas,
nadie en vida a Cristo ve,
en la muerte yo qué sé, algo haya.

Somos entes, somos llamas,
somos hijos, somos lavas,
somos fuegos, somos canas,
somos tiempo, cuerpos vivos, esperanzas.

Es mi sino un milagro, tal la Tierra,
el espacio, el vivir aquí y ahora,
muy deprisa, muy despacio.

Un poeta soy de cuajo,
“un arbusto sensitivo”,
un viviente receptivo,
un ser vivo listo y guapo.

Respetémonos pues somos
de especies amos natos,
de este mundo puede ingratos,
pero serios por pensar,
y alegres por amar.