martes, 25 de mayo de 2021

LO QUE CUENTA EN ESTA VIDA

 

Lo que cuenta en esta vida

es tu humor y tu alegría,

es tu amor y tu armonía,

es tu pizca de osadía.

 

Lo que cuenta en esta vida

es que elijas lo que elijas

y que vivas donde vivas

goces de sabiduría.

 

Lo que cuenta en esta vida

es que dejes las manías,

no te vicies con maría,

gastes todo en lotería.

 

Lo que cuenta en esta vida

es que vivas cada día

cual si fuese maravilla

del destino, madre mía.

 

Lo que cuenta en esta vida

son las horas de familia,

con los padres, tíos, tías,

con los hijos, con las hijas.

 

Lo que cuenta en esta vida

son los peques, nueva línea,

su futuro, la semilla

que de ellos se atestigua.

 

Lo que cuenta en esta vida

es qué sientas cuando escribas,

cuando hagas en tu silla

rimas cortas, largas rimas.

 

Lo que cuenta en esta vida

es tu psique, cuerpo y línea,

es tu mente, y alma digna,

es que te ames, autoestima.

 

Lo que cuenta en esta vida

es que sientas que respiras,

cada instante un milagro

que irradiamos energía.

 

Lo que cuenta en esta vida

no es que “tengas” una finca,

sino cómo te organizas

con el planing que te guía.

 

Lo que cuenta en esta vida

más allá de la comida,

de la casa, la familia,

es tu enfoque optimista.

 

Lo que cuenta en esta vida

son tus ganas, tu energía,

como veas y hagas ver

este mundo a tus crías.

 

Lo que cuenta en esta vida

es que sepas dirigirla

con el adecuado humor,

con la chispa de alegría.

 

 

lunes, 3 de mayo de 2021

LA CEPA INDIA

 

A día de hoy, 3 de mayo de 2021, el ritmo de vacunación en España frente al COVID discurre presuroso, inundándonos a los grupos de población, según las edades, esa especie de efervescencia ante la llegada de la ignota inmunidad o, al menos, a algo que se le acerca.

 

Se paga, según la vacuna administrada y según tus patologías previas, el riesgo de padecer algunos síntomas (fiebre, dolor de cabeza,…) pasadas algunas horas de puesta la dosis. Normalmente son pasajeros y de no mucha duración. Las personas refuerzan así su sistema inmunitario, con lo cual, una vez recuperadas, pueden desempeñar sus vidas de manera más segura frente a las amenazas del COVID.

 

Pero, para nuestra desgracia, se continúan celebrando multitud de fiestas ilegales, especialmente en las ciudades más bulliciosas, cual Madrid, que no hacen sino exacerbar la virulencia de la pandemia a nivel nacional.

 

A eso hemos de añadirle la irrupción de las nuevas variantes o cepas del coronavirus que, a día de hoy, nos acechan. En especial estos últimos días alarma, a nivel mundial, la situación de la India, que, descontrolada su situación epidémica, pone en riesgo la supuesta tranquilidad que se iba asumiendo con las vacunas, que no dan abasto.

 

Y es que con esa elefantiásica población (1.350 millones de habitantes) y con los niveles de pobreza, hacinamiento y escasez de recursos que la caracterizan, unido a unos políticos ambiciosos y poco dados a velar por la seguridad colectiva (no restringen cuándo y cómo deben), han provocado que la India “estalle” con su cepa propia por los cuatro costados.

 

Ahora nos enfrentamos a una variante, la cepa india, dañina per se, que debemos evitar que entre en Europa. Pero hasta el pasado sábado siguieron llegando vuelos a España como si nada. Y en Italia han tenido que alojar en un hotel COVID a varios miembros de un vuelo que dieron positivo. Y ya se sabía, unos días antes, la peligrosidad de esta cepa, que llegado el caso, es capaz de reinfectar a los vacunados de dos dosis.

 

Tomémonos todo esto a chanza ya, desestimando esas elevadas cifras de contagios que no hacen sino, mal que nos pese, augurarnos un potencial resurgimiento u ola a nivel mundial.

 

La esperanza, que diría yo, en esta ocasión, no será sino el anhelo de supervivencia, de estar o no en casa, con los tuyos, los convivientes, al amparo de lo que los tiempos nos deparen, saliendo y haciendo la vida que buenamente sea asequible, que sea permisible, al albur de lo que las vacunas nos deparen y con la mirada fija los unos a los otros, que, ya como extraños, ya como más o menos allegados, nos lancemos sin reproches y cooperativos.