Qué escribir en el arrebato, en mi paz contra
el tormento, en mi ansia a
revuelo, en el crepitar de
mi cerebro a pleno rendimiento, en
la tozudez de mi nostalgia, en la inmadurez de mi intelecto.
 
 
Si siempre vives en un
sitio, y no mueves de sendero,
si no vas a otros
lugares, espabila compañero, escribiendo, compartiendo.
 
 
Qué escribir cuando lo que tengo es pájaros en nido dentro,
un título de la ESO, garabatos del
vivir, mas mucha ayuda de las personas
a las que más admiro y quiero.
 
 
Qué escribir ante
roles descompuestos, ante sociedades descompuestas,
ante mis descompuestos
razonamientos.
 
 
Qué escribir cuando me sobran las razones,
me faltan los argumentos, bueno, voy, eso sí, a un
 
Centro, me guarezco en una casa de tipejos como yo,
con sus mases, con sus menos.
 
 
 
Qué escribir allende
los prejuicios que tenemos, nos guardamos o adornamos, decoramos,
pero que debiéramos decir basta, no, porque ofenden en aspectos como es la convivencia, el
tú a tú, la realización
de proyectos.
 
 
Qué escribir, marisma de
egoísmos, marisma
de bondades, marisma
de crueldades, necedades
en tus devenires, entusiasmos
y amistades,
existencias dispares.
 
 
Qué escribir, ilusiva intimidad, dime acaso
si en mi encierro
hallo o no la ansiada paz.
 
 
 
Qué escribir sobre
el amor, la pareja
y la lealtad, qué escribir cuando
el castigo es la desconfianza de la mente y tu yo.
 
 
Qué escribir
ante la furia de los cielos, ante nuestros males y venenos, por favor, hablemos más,
por favor, callemos menos, pero ello sin gritar,
no como animales.
 
 
Qué escribir cuando un alegato se hace corto en extremo, cuando en tu propia casa hay tanta
furia, cuando somos como
somos,
egoístas, insinceros,
no siempre, claro.
 
 
Qué
escribir en la incoherencia, en la llaneza de estos versos,
palpitando cuando menos truculencias de la mente,
que el calor nos hace de gelatina.
 
 
Qué  escribir
 cuando
 no  hay  qué  escribir,
 porque  estás  devastado
 por  algún
 trauma,  o, simplemente, porque no hay esperanza de llegar a ningún sitio,
la brisa del verano.
 
 
Qué
escribir a vuelapluma, o intrincadamente manifiesto, o en etapas de duros tiempos, pero
que los tiempos pasan, y pasan sin ser expuestos.
 
 
Qué escribir más allá de los dolores, más allá de los temores,
en la mochila cargadita
de inusitadas emociones.
 
 
Las palabras en mi mente rubricando
un no sé qué sueño, pero, bueno, no me hagas caso del
todo, que quizá la
realidad no sea más
que una ilusión, lo dicen muchos.
 
 
Qué  escribir  ante  la  manifiesta
 locura,  ante
 tanto
 varapalo,  ante  tanto  sinsentido  de  las personas de tu sistema; guarécete
en
la familia.
 
 
Qué
escribir, revoltijo de ilusiones, la vida al principio parece,
luego el tiempo y tu sino disponen, encantamiento perpetuo.
 
 
Qué escribir
si aunque estoy un poco lelo, aun así con ayuda me defiendo, no así sería estando
desprovisto del refuerzo que
me dan y las gracias que
ofrezco.
 
 
Qué
escribir, ya sé, ese sueño que yo quiero, ese mundo ideal, ese libro que me surja de las entrañas de
mi ser, oh, bendición de mi consuelo.
 
 
Qué escribir si no sé ser muy social, más bien siendo asocial me socializo,
pero bendita la integridad, la fundación de
mis principios.
 
 
Qué escribir, plegaria
compartida, disforia entretenida,
me zambullo en un maremágnum de
multitudes
ilusivas.
 
 
 
 
Qué escribir poemita castellano, los problemas que aumentan, los malestares de los padres, la
edad de los ancianos.
 
 
Quiero escribir y así me justifico, como una persona sin problemas, la batalla es ardua, el dilema es se notará
o no se notará, y los resultados que a la vista queden darán
su sentencia.
 
 
De un pueblo de La Mancha oriundo, de una vivienda supervisada del mismo soy usuario, y poeta de
esta comunidad me hago llamar, no sé si con acierto, o con desventura.
 
 
El Poeta de La Mancha, que escribe sus locuras, que bien sabe quiere le comprendan, aunque la situación le comprometa.
 
 
Los  ojos  vigilantes,  la  gente  rumoreante,
 la
 sociedad
 parlanchina,
 qué
 escribir
 si
 te
diagnostican de demente, ya sé, rima.
 
 
Y el tiempo que atraviesa nuestros cuerpos de chicle dirimirá
cual Picasso al óleo nuestras ganas de vivir.
 
 
Qué escribir cuando escribiendo me exprimo, me sojuzgo, me zahiero, y del mundo tan
complicado no hago sino quedar exorcizado.
 
 
Qué  escribir
 ante
 espacios  diáfanos,  ante  espectadores
 expectantes,  ante  un  mundo
 en
constante cambio y
mi mente en constante trajín.
 
 
Qué
escribir el padre al hijo, qué escribir el hijo al padre,
una nota, un detalle, la memoria imborrable, igual las hijas y las madres.
 
Qué escribir, Certamen de Fierabrás, ¿no seré yo uno más de tanto mundano hombre que
quiso por sí aclarar sobre
la mental enfermedad,
y si acaso algo aclaró a la
postre lo escribió?
 
