Te
miré a la cara, 
vi
tus ojos, tu pálida tez, 
su
marrón irisado, 
tus
pupilas pequeñas, sus iris de miel.
Me
quedé impactado, 
los
áureos cabellos, 
la
astuta mirada, 
la
chica y su ser.
Y
pasan los años, 
pero
aquella mirada 
no
olvida su día, 
recuerda
quien fue.
Yo
a ésta y no a otra 
le
soy yo creyente, 
lo
sabe evidente, 
le
doy a ello pie.
No
soy yo ausente, 
y
aun lejos la amo, 
respeto
y admiro, 
y
así debe ser.
Mirada
cautiva, 
mirada
inocente, 
mirada
que evoco 
de
forma evidente.
Veintiséis
cumplidos tiene, 
veintisiete
por cumplir, 
yo
recuerdo aquellos ojos 
que
impactaron sobre mí.
Y
los años pasan largos, 
y
la quiero a distancia, 
y
no olvido la promesa 
de
ser fiel a su mirada.
 
 
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