Aburre la rutina cuando no disfrutas de ella, 
cuando ya, hastiado y mustio, no concibes tu novela.
El cielo, empero pulcro, te revela sus estrellas, 
mas tú, hirsuto y duro, no cavilas con mollera.
Rutina que te avienes a los hombres, a las Letras, 
sé cobijo de los hombres, de mujeres, de poetas.
Sé cabal, rutina mía, no deshojes papeleras, 
aúna los instintos de escritores calaveras.
Y dime, si en verdad eres fiel a mis creencias, 
por qué cuando te tengo no me avengo a tus maneras.
Rutina como el agua, como el sol en primavera, 
rutina sorda y muda, bulliciosa, hacedera.
La rutina que bienquista, que modera, que emplea, 
la rutina de la vida que nos da las buenas nuevas.
Y dime, si en verdad yo me acojo a tus maneras, 
cómo darte esa forma que no aburra mis esquemas.

 
 
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