Esta noche yo durmiendo en mis sueños compondría
con mi mente más profunda las ideas más genuinas
de esos pensadores, Aristóteles, Séneca, que tanto pensarían
sobre el cómo y el por qué de las circunstancias del día a día.
A ciertos políticos, sin ambages, se les preguntaría
si acerca de sus mensajes y de sus sinvergonzonerías
ya descubiertas, ya al aire, alguna culpa sentirían,
o más bien si tienen sangre, son humanos, o se aproximarían.
A quienes ellos ya se lastran se los consideraría
como esa clase media que emprende, o lo intentaría,
mas impuestos, tasas, puniciones, en tanto “joderían”,
la labor de estas personas, claves en la economía.
De lo Público a lo Privado, del esfuerzo y alegría,
cada cual cumple su parte, duda no me cabría,
pero si se desbalancease a quienes del Estado no estuvieren en armonía,
de qué a comer se iba, a producir, y, en fin, apreciar los buenos días.
Y así estos mis sueños filosóficos al menos apelarían
a que no se menospreciase esa raya circunscrita,
que exime a los más viles, poderosos sibaritas,
que incluye a tanta gente, que honesta se encabrita.
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